Miguel y Alberto ingresaron hace 10 años al entonces Penal de Apodaca, hoy Cereso Norte 1.
Recibieron sentencia por secuestro y por equiparable al robo y posesión de armas respectivamente, y aunque no se conocían, tenían algo en común: eran adictos a las drogas.
“Como 3 años yo creo consumí la mariguana, yo creo que por curiosidad y luego te va llevando, te va arrastrando la adicción. Así fue, llegué hasta ese punto”, Miguel.
¿Eras adicto a que droga? A la cocaína. (Empecé) juntándome con malas compañías más que nada
“Me fui haciendo adicto, dependiendo más de la droga, empecé como a eso de los 15 o 16 años”, Alberto.
Su historia es prácticamente la misma que la del resto de la población penitenciaria de Nuevo León.
“Lo que hemos encontrado es que cerca del 93.6 por ciento de las personas que llegan a los centros penitenciarios de Nuevo León, traen antecedentes de consumo de drogas”, señaló Fernando Bravo de Reinserción Social
Un análisis del área de Reinserción Social de la Secretaría de Seguridad Pública arrojó que la adicción de los internos es principalmente a 3 drogas:
1. Metanfetamina
2. Mariguana
3. Cocaína
Quienes llegan a los penales son, por lo regular, dependientes en su totalidad del consumo de estas sustancias.
“Pero la verdad es que aquí vamos a encontrar que hay un porcentaje alto de estas personas que tienen el diagnóstico de dependencia como tal. De abuso todos los que están aquí y de dependencia te diría fácilmente el 60 por ciento”.
En medio de esta realidad, desde hace unos meses se construye al interior del Cereso Norte 1 la clínica de desintoxicación. Se estima que inicie operaciones en junio, con capacidad instalada para 110 internos que recibirán atención médica, siquiátrica y sicológica.
- Cereso Norte 1 se atienden 700 PPL contra su adicción
- En todo el sistema penitenciario se atienden 2000 PPL
Esto significa que más de 7 mil internos están a la espera de tratamiento.
- Comunidad
“En este primer momento estamos trabajando con voluntarios, personas que voluntariamente deciden participar del programa, también tenemos otros programas que ayudan, tenemos alcohólicos anónimos, tenemos narcóticos anónimos”, explicó Fernando Bravo de Reinserción Social.
Tras superar desde hace 7 años su dependencia a la mariguana, Miguel se certificó como consejero en adicciones. Forma parte del equipo de apoyo que da terapia en 3 grupos al día.
Primero se desintoxica y luego se rehabilita al paciente.
Alberto pasó 3 meses recluido en una clínica como parte de un programa penitenciario anterior para librarse de la cocaína. Reconoce que le quedaron secuelas, pero lleva años sin necesitar la droga.
Hoy colabora con casos como el suyo.
“Nos arrimamos con los que vemos que llegan así y los empezamos a integrar, a hablar con ellos y darles más que nada que le echen ganas verdad.
"Porque aquí mucha gente que se ha ahorcado, que ha pasado así por la desesperación de que no hay ciertas drogas dentro del penal, mencionó Alberto.
Muchas de las personas privadas de la libertad viven bajo el lema de un día a la vez, conscientes de que el encierro y la desesperación pueden ser detonantes para regresar al consumo.
La autoridad tiene identificado que la dependencia a las drogas, que es cada vez mayor en la población de Nuevo León, tiene una correlación directa con la comisión de los delitos que poco a poco están llenando de nuevo los penales del estado.
El reto es evidente...
mvls