La sexualidad humana siempre ha sido fuente de fascinación y exploración a lo largo de la historia, esto logró que varios teóricos y científicos, como Sigmund Freud, pusieran sus esfuerzos en investigarla. Uno de los aspectos que acaparó la atención es el orgasmo femenino, sin embargo, el machismo y la misoginia de la época contribuyó a crear algunas ideas equivocadas.
Hoy en TELEDIARIO, te presentamos los mitos de las teorías de Freud alrededor del orgasmo femenino y cómo algunos científicos y científicas se opusieron a estas ideas hasta llegar a desmentirlas con datos.
¿Qué pensaba Freud sobre el orgasmo femenino?
De acuerdo con Mirta Granero, del Instituto Kinsey de Sexología, uno de los grandes errores de Freud, en cuanto a la sexualidad, fue considerar que el placer sexual, obtenido a través del clítoris en la mujer adulta, no era un signo de normalidad, sino de inmadurez.
En su obra, Tres Ensayos para una Teoría Sexual, publicado en 1905, Sigmund Freud introdujo la idea de que las mujeres experimentan una evolución en su respuesta sexual conforme madura. Según él, las mujeres deberían avanzar desde el orgasmo clitoriano hacia el orgasmo vaginal, convirtiendo este cambio en una señal de madurez sexual.
“La teorización freudiana contribuyó a patologizar la respuesta sexual femenina y la experiencia sexual percibida” explicó José Dahab, psicólogo clínico especialista en Terapia Cognitivo Conductual a través del sitio Mente y Ciencia.
Freud diagnosticaba como frígida a las mujeres que no lograban alcanzar el orgasmo a través del coito con su pareja heterosexual, debido a que era incapaz de cumplir con su rol natural como mujer.
El impacto de Freud en Marie Bonaparte
Marie Bonaparte fue princesa de Grecia y Dinamarca, ella intercambió cartas y conocimiento con Freud. Creyó profundamente en la teoría freudiana de la histeria femenina y en que la madurez de la sexualidad femenina se demostraba en el placer durante el coito.
La princesa, preocupada por su propia frigidez al no lograr alcanzar el orgasmo por vía vaginal, llegó a teorizar después de realizar un estudio a 243 mujeres que la capacidad para el orgasmo femenino se encontraba entre la distancia entre la vagina y el clítoris.
Debido a esta teoría, Marie Bonaparte se operó en dos ocasiones para reubicar su clítoris, aunque no logró ningún resultado, ya que la cirugía destruyó las conexiones nerviosas que podrían llevarla al orgasmo. Así lo relata Nadya Blanco Guzmán en su tesis de maestría académica en estudios de la mujer.
¿Cómo se desmienten los dichos de Freud?
La teoría del orgasmo clitoriano contra el vaginal de Freud ha sido confrontada numerosas veces por expertos destacados, tal es el caso de William H. Masters y Virginia E. Johnson. Ellos son considerados piones en las investigaciones sobre las respuestas sexuales humanas y demostraron que la estimulación clitoriana es fundamental para la mayoría de mujeres para alcanzar el orgasmo.
Helen Singer Kaplan, igualmente influyó en contradecir la postura de Sigmund, argumentó que la división de conceptos entre el orgasmo clitoriano y vaginal eran una simplificación excesiva. Su enfoque fue más integral, subrayó la importancia de la estimulación clitoriana.
La investigación moderna y la diferencia entre el hombre y la mujer
Las investigaciones modernas respaldan la noción de que el clítoris desempeña un papel central en la respuesta sexual femenina. Incluso se descubrió que las respuestas sexuales masculinas y femeninas son diferentes.
Rosemary Barson descubrió que las diferencias en las respuestas sexuales habían hecho que se tratara a la mujer equivocadamente, ya que se le estudiaba con el esquema de la respuesta del hombre, lo que generaba que se les etiquetara como disfuncionales a las mujeres.
Barson afirma que las diferentes formas de experimentar la sexualidad entre hombres y mujeres se dan de la siguiente manera:
- En los varones, generalmente la progresión de la respuesta sexual es lineal; es decir, del deseo pasan a la excitación y de allí al orgasmo.
- En las mujeres, esa progresión sexual es circular. Las fases se sobreponen unas a otras en un orden que varía, según las circunstancias, que vive y experimenta en cada situación.
Estos nuevos conceptos liberaron a las mujeres que habían sido encasilladas como disfuncionales del deseo, al no manifestar esta entrada como ocurre en los hombres.
RGM