Para Thelma, llegar a urgencias tras cinco días con fiebre fue el inicio de una intensa batalla contra un linfoma, uno de los tipos de cáncer más agresivos, en que además del tratamiento médico, contar con una red de apoyo le ayudó a sobrellevar el proceso que le marcó el 2023.
“El cabello volverá a crecer”, le decían mientras el tratamiento para combatir la enfermedad se llevaba sus células buenas y malas, sus pestañas, cejas y cabellera, pero no la ilusión de seguir adelante, incluso con más fuerzas para ayudar a más personas a sobrellevar el momento.
“Todos los cánceres son diferentes, tienen distintos síntomas y el mío fue la fiebre. Tras 15 días de estar hospitalizada fue que me diagnosticaron con un cáncer en fase cuatro de cuatro luego de que hicieron una radiografía porque mis síntomas al inicio pensaron que era una neumonía, pero arriba de donde esta el corazón tenía un tumor del tamaño de una toronja”.
Cuando la diagnosticaron en diciembre de 2022, no sabía cuanto tiempo el cáncer había estado en su cuerpo, si se trataba de meses o años, sin embargo, posiblemente sólo le tomó un mes formar un tumor, impulsado por vitaminas y suplementos de la dieta que mantenía.
Thelma inició con la primera quimioterapia dos semanas después, el 1 de enero con sesiones “agresivas”, pero pasó tan rápido que no le dio tiempo de procesar por completo lo que estaba viviendo hasta que comenzó el proceso.
“Yo decía que me sentía perfectamente bien, me veía al espejo y no me veía enferma, pero era cuestión de tiempo para darme cuenta de la realidad”.
Una psiconcóloga, nutrioncólogo, un hematólogo, amigos y familiares fueron parte fundamental de la red de apoyo que creó para poder sobrellevar la enfermedad, pero sobre todo los cambios físicos que traería para los meses siguientes.
Los efectos secundarios de sanar el cáncer
A los 15 días de iniciar la quimioterapia, Thelma comenzó a ver los estragos que se llevaron su cabello, pero aceptarlo, dice es lo que mejora la actitud y las ganas de salir adelante.
“Uno como mujer quiere verse siempre bonita con su cabello y yo no quería sentirme señalada, pero el doctor me dijo que no sabía en que momento iba a perder el cabello porque la dosis de la terapia se encarga de matar las células cancerígenas del cuerpo, pero no sabe identificar las buenas”.
La joven no se rindió, incluso encontró espacios para hacer labor social, algo que le apasiona de vocación. Comenzó sensibilizando a su familia, aprendiendo de un tema nuevo y de ahí surgió una página en Instagram para que sus personas cercanas supieran cómo es vivir un proceso de cáncer.
Floreciendo_tv se volvió una ventana donde compartía la valentía con la que afrontaba el proceso, siempre con una sonrisa, información, el día a día y las formas en las que se puede apoyar desde varios frentes, como recolectar tapitas y cabello para formar pelucas y donarlas a mujeres que viven el proceso.
Emocionalmente, las personas asocian el diagnóstico de cáncer con la muerte, pero no es así porque el trabajo multidisciplinario de oncólogos con otros especialistas hace que sean más los casos de éxito, aseguró Benjamín Domínguez, psicólogo y académico de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
De hecho, dijo, desde la forma en que se comunica el diagnóstico puede repercutir en el campo emocional de todo el tratamiento y se refleja como estrés postraumático, acompañado de los cambios que traen los tratamientos de choque, por lo que el uso de pelucas puede aminorar el cambio.
Domínguez aseguró que perder el cabello o partes del cuerpo a consecuencia del cáncer cambian para siempre la identidad psicología de quienes lo padecen y la solides se deriva de las relaciones emocionales que se crean con personas cercanas, por lo que reconstruirla alrededor de la enfermedad afectará para el resto de la vida del paciente.
“El cáncer no sólo cambia el aspecto físico, cambia para siempre la identidad de una persona por lo que con los tratamientos psicológicos en este cambio buscamos lograr la preservación o reconstrucción de la identidad con evaluaciones cuidadosas de cada paciente, con esto, ya no gira su vida alrededor de la pérdida del cabello o de algún órgano o extremidad”.
Pero Thelma asegura que perder el cabello es un constante trabajo de amor propio para verse al espejo sin turbante ni peluca, “aun no me gusta verme sin cabello, pero salir y que la sociedad me señalara es algo que yo no podía al principio”.
Al entender que perder el cabello era porque la quimioterapia estaba funcionando, estaba matando las células malas y estaba bien.
¿Cómo donar cabello para pelucas oncológicas?
Han pasado casi seis meses desde que terminó el proceso de quimioterapia y el cabello de Thelma crece y ella florece todos los días con la premisa de no vivir en automático, pues se trata de uno de los principales factores que influyen a desarrollar cáncer.
"Siempre lo vi de esa forma, todo este proceso, que yo era una flor que que se estaba marchitando, me estuvieron regando... y ahora es que florecí".
Además de reestructurar su vida, Thelma ha decidido que, ahora que pudo vencer el cáncer, es momento de ayudar e inició recientemente una colecta de trenzas (cabello) para realizar pelucas, consciente de que una peluca puede ser algo fundamental para quienes atraviesan esta enfermedad.
Los requisitos son que el cabello debe medir al menos 30 centímetros trenzados y que el cabello en general tenga buenas condiciones, es decir, que no esté maltratado ni en capas.
Con esta experiencia de vida, Thelma pudo darle un giro a su vida, pues ahora sabe que, para ella, es fundamental dedicarse a la labor social, principalmente a ayudar a personas con cáncer y planea seguir compartiendo información y colectas a través de su instagram @floreciendo_tv.
"Muchas veces nos sentimos como una flor marchita, pero hay que buscar la forma en la que podamos regarnos, darnos ese cariño, amor, aceptar la realidad, aceptar el proceso".
KGA