Ingresar de visita al penal de San Miguel implica una travesía de complicaciones para las personas que tienen un familiar preso y acuden periódicamente a verlos.
Los visitantes, en su mayoría mujeres que son pareja o esposas de los reclusos, deben pasar por un proceso de inspección para acceder, y deben atenerse a diversas restricciones sobre el tipo de artículos y productos que pueden ingresar.
Algunas personas contaron en anonimato a TELEDIARIO Puebla que antes de cruzar por la puerta principal, su visita ya conlleva varios costos. Primero deben formarse en una larga fila de espera, no sin antes acudir a una de las casetas ubicadas frente al inmueble de seguridad estatal, donde además de comercializar diversos alimentos, los locatarios cobran entre 10 y 20 pesos por persona para guardar maletas, ropa y accesorios que no son permitidos al interior del penal.
"Celulares, bolsos de mano, joyería, cosméticos, aparatos electrónicos, memorias, chips de celular, si llevan refrescos no pueden ser de vidrio o lata, nada que pueda causar lesiones, y pues evidentemente armas y otro tipo de cosas ilegales. También tienes que entrar vestida de colores neutros, ni muy claros, ni oscuros, nada de botas o zapatos de trabajo, entre menos es mejor para los filtros o te tocan de más." relató rosa, quien visita a su pareja sentimental desde hace cuatro años en la prisión poblana.
Por otra parte casi todo tipo de alimentos son permitidos, pero las visitas frecuentes saben que mucho de lo que ingresan a veces no llega en el mejor de los estado pues muchas veces la manera descuidada de los reclusos al revisar sus alimentos los estropean. "Aquí todo se manosea, hasta a uno, con que sepa bien cuando llega con los familiares es más que suficiente", comentaron otras mujeres que recién habían salido del Cereso.
Indicaron que por pasar cierto tipo de artículos como encendedores, cigarros, bebidas alcohólicas o insumos de uso personal cobran una cuota que va desde los diez pesos hasta 300 pesos dependiendo del artículo.
Ante la duda del panorama interno, las familiares de presos refirieron que incluso entre los propios reos la convivencia llega a ser normal como "cualquier sociedad", donde hay grupos con mayor o menor poder.
"En el caso de mi esposo y dos hijos ya llevan 10 años dentro de aquí y las únicas veces que los han golpeado o que les han robado sus cositas, son los policías. Incluso una vez, a uno de sus compañeros le pegaron muy feo y lo castigaron un mes porque quiso defender a mi esposo que ya también es un adulto mayor.", compartió Esme, una abuelita que guardaba sus pertenencias en una de las casetas locales.
- Comunidad
Por parte de ex internos se presume que también hay cuotas por una almohada, cobijas, acceso a duchas, llamadas telefónicas por celulares rentados e incluso, la adquisición de servicios sexuales con internas, por lo que pueden cobrar de 50 a 200 pesos.
"Pues de eso a nosotras quizás no nos comentan porque nos vamos a enojar, la mayoría somos novias o esposas, pero debe ser cierto, lo del bebé que encontraron no es nuevo, de por sí cobran para que recién nacidos conozcan a sus papás, hay visitas de parejas, entonces muchos de los que viven aquí pues se vuelven papás aún adentro, entonces para que los conozcan cobran entre 500 y mil pesos, dependiendo de a quien te encuentres.", confesó la novia de un acusado por homicidio.
Si bien, al interior del penal se viven más historias llenas de corrupción, las mismas familiares y comunidad cercana, acepta tener miedo a las represalias que habría por "hablar de más", pues saben que ellas no son quienes corren peligro, sino los internos. Aseguran que incluso en los alrededores hay "orejas" personas encargadas de comunicar a los jefes lo que se dice de la prisión por parte de los familiares y vecinos.
AGA