La Plaza Manuel Acuña o también conocida como la “Plaza de los Huevones” adoptó ese nombre luego de varios años de ser instalada en la Zona Centro de la ciudad de Saltillo, ya que las personas que transitaban ahí como parte de su rutina, observaban el cúmulo de personas descansando en el lugar y decidieron transmitir de forma oral el tan conocido apodo.
Esta plaza fue construida en el año 1835 donde solía ocupar la calle Melchor Ocampo hasta la calle Pérez Treviño, y de Ignacio Allende a Padre Flores. Fue considerada como una de las plazas más grandes y populares en el Centro Histórico después de la Plaza de Armas y su origen se remonta a las épocas en donde aún no se conformaba la ciudad.
En 1897 se entregó oficialmente a la ciudad con el nombre de “Plaza de los Hombres Ilustres'', tiempo después adoptó el nombre de Plaza Acuña, en honor del poeta saltillense Manuel Acuña, y se colocó la escultura del poeta hecha por Jesús Contreras en 1900.
Actualmente la plaza es ocupada en su mayoría por adultos mayores y algunos trabajadores que suelen transitar la zona para descansar de sus labores diarias, se encuentra ubicada justo enfrente del Mercado Juárez entre la calle Ignacio Allende y Juan Aldama.
Existen varias teorías que podrían dar explicación al nombre que se le dio a la plaza por parte de los saltillenses, una de ellas es que los adultos mayores, quienes suelen ser los visitantes más comunes en la zona transitan el lugar para reclamar al Gobierno Federal el dinero al que legítimamente tienen derecho y el cual les fue arrebatado desde 1964.
Esta teoría explica que los adultos mayores se encuentran en la búsqueda del fondo de ahorro que se les fue descontado cuando se incluyeron a un programa binacional de Trabajo Agrícola de Emergencia al inicio de la Segunda Guerra Mundial y que motivó abrir la frontera a más de cinco millones de jornaleros mexicanos que atendieron esas necesidades laborales de 1942 a 1964.
Otra de las teorías que existen y hasta el momento, es la más conocida por parte de los ciudadanos es que desde el inicio de la construcción de esta plaza, en ella yacían los trabajadores que laboraban en esa área para convivir durante la instalación de la misma, tiempo después cuando la plaza ya se encontraba abierta al público más trabajadores de empresas y locales cercanos al lugar solían llegar a la plaza a descansar para luego continuar con sus actividades.
Más allá de una plaza para “huevones”, este fue el lugar de descanso de cientos de empleados, que luego de varias jornadas de trabajo llegaban a la Plaza Manuel Acuña para almorzar tranquilamente, aunque esto no fue bien recibido por quienes transitaban la zona para llegar sus destinos de trabajo, pues al observar a otras personas descansando, y no poder hacer lo mismo, con envidia decidieron apodar esta plaza como “La Plaza de los Huevones”.
KM