La policía de Guadalajara detuvo a dos manifestantes que estaban protestando al exterior de Casa Jalisco para exigir una respuesta ante las miles de personas desaparecidas registradas en el estado.
Todo comenzó cuando el 7 de agosto, los manifestantes trataron de cerrar la vialidad Manuel Acuña, pero la policía lo impidió y empezó a retirar a las personas del lugar, lo que terminó en un enfrentamiento.
Posteriormente, los policías detuvieron a dos manifestantes identificados como Oswaldo Rojo y Jairo Jáuregui.
Por su parte, la Secretaría de Seguridad, a cargo de la Policía del Estado, aseguró que la actuación que tuvieron los oficiales se dio debido a que en repetidas ocasiones pidieron a los manifestantes que hicieran la protesta sin bloquear la vialidad, pero un grupo de sujetos empezó a agredir físicamente a los policías, provocando un connato de riña, que terminó en la detención de los dos hombres.
Ante esto, la Comisión Estatal de Derechos Humanos Jalisco (CEDHJ) abrió un acta de investigación y dictó una medida cautelar para investigar posibles violaciones a los derechos humanos.
El organismo pidió al secretario de Seguridad Pública de Jalisco que se investigue el actuar de los elementos de la policía que participaron en el evento, por el presunto uso excesivo de la fuerza y abuso de autoridad, malos tratos e intimidaciones.
¿Se atentó contra la libertad de expresión?
Las manifestaciones son una forma fundamental de expresión en una democracia, permitiendo a los ciudadanos alzar la voz sobre temas que consideran cruciales. En este caso, los manifestantes estaban demandando respuestas por la desaparición de miles de personas, un tema de gran gravedad que merece atención y acción por parte de las autoridades.
Es importante que las manifestaciones se lleven a cabo de manera pacífica y sin bloquear vialidades, ya que esto puede complicar la situación y llevar a confrontaciones. La policía tiene la responsabilidad de mantener el orden, pero también debe actuar de manera proporcional y respetar los derechos de los manifestantes.
El hecho de que la CEDHJ esté investigando las acciones de la policía indica que hay preocupación por posibles abusos y un deseo de garantizar que se respeten los derechos humanos durante tales eventos. El equilibrio entre la necesidad de mantener el orden público y el respeto a los derechos fundamentales de los ciudadanos es crucial para evitar conflictos y asegurar que las protestas sean efectivas sin recurrir a la violencia.
Las manifestaciones son una herramienta poderosa para el cambio social, pero su éxito y legitimidad dependen de la forma en que se llevan a cabo y de la respuesta de las autoridades. Es fundamental que ambas partes actúen con responsabilidad y respeto para lograr un diálogo constructivo.
AA