Cada vez que el volcán Popocatépetl lanza un rugido, la mirada de científicos y habitantes voltea hacia su cráter. Así sucede desde hace casi tres décadas, es decir, cuando 'la montaña que humea' despertó después de un período de inactividad de 70 años.
Si el volcán entrara en fase eruptiva, millones de personas se verían afectadas, incluso, el tráfico aéreo. Tan sólo, esta semana las clases presenciales quedaron suspendidas por la acumulación de ceniza volcánica en calles y automóviles.
- Comunidad
Las comunidades prehispánicas respetan al Popocatépetl, incluso lo llaman Don Goyo. Desde 1994, es el volcán más vigilado de México; los especialistas se apoyan de siete cámaras; 12 sismógrafos, seis estaciones para medir deformaciones en sus laderas, dos sensores infrasónicos y siete estaciones meteorológicas envían datos las 24 horas durante 365 días del año, a un centro de control en Ciudad de México.
Allí, 13 científicos de diferentes especialidades observan cada exhalación del “Popo”. ¿La razón de tanto monitoreo? En un radio de 100 kilómetros viven 25 millones de personas, hay cientos de escuelas, hospitales, viviendas y cinco aeropuertos de constante tráfico nacional e internacional. Todos podrían verse afectados por una erupción.
Popocatépetl: un volcán estrictamente vigilado
Paulino Alonso, uno de los responsables del Laboratorio de Monitoreo de Fenómenos Naturales del Centro Nacional de Prevención de Desastres de México (Cenapred), revisa todas las pantallas cuando inicia su turno, verifica la sismicidad del país, del volcán y de la capital, así como las previsiones meteorológicas y las fumarolas sobre el cráter.
Las nubes de ceniza merecen especial atención. Según explicó el técnico, son más o menos grandes y casi constantes, porque desde 1994 el volcán no duerme.
A diferencia de los terremotos, los volcanes son más predecibles y, aunque la naturaleza siempre puede dar sorpresas, hay señales de alerta: que aumenten las explosiones de ceniza y material piroclástico, se deformen las laderas, que haya más temblores o que se incrementen los niveles de ciertos gases o sustancias químicas en los manantiales de la zona.
El día está tranquilo, pero de repente suena un acorde. Luego un pitido que se repite cada segundo. Una estación ha detectado un sismo fuerte y la computadora está esperando que otra confirme antes de alertar para evitar falsas alarmas. Pasadas las 48 horas, el equipo de 13 científicos rota y la rutina de vigilancia vuelve a comenzar.
El Popocatépetl tiene una altura de 5 mil 426 metros de altura que surgió en el cráter de otros volcanes y cuya forma actual se remonta a más de 20 mil 000 años.
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