Es común que en las comidas del día a día se incluya algún caldo de diferentes tipos, sin embargo, algunas veces no se termina, por lo que hay que guardarlo para los siguientes días.
Antes de guardar el caldo debes saber algo importante para evitar que se eche a perder y aquí te decimos cómo para que puedas disfrutarlo por más días y con la confianza de que aún sirve.
¿Por qué hay que hervir el caldo diario?
Lo primero que debes saber es que lo que descompone al caldo son las bacterias que se van creando en él con el paso de las horas después de haberlo hecho.
Estas bacterias se van desarrollando gracias que se ven favorecidas por la presencia del agua y la gran cantidad de nutrientes que apoyan al crecimiento de ellas, estas características convierten lo convierten en un "caldo de cultivo" excepcional para la proliferación bacteriana.
Todo este desarrollo de bacterias acaba produciendo en el caldo un olor, acidez y aspecto que relacionado con la fermentación.
Ante esto, fueron las mismas amas de casa quienes descubrieron cómo retrasar que el caldo se echara a perder, pues se dieron cuenta de que esto evitaba llevando a ebullición la preparación de forma diaria.
Y esto tiene una explicación, las bacterias que van contaminando el caldo aumentan de número de forma exponencial ( 1-2-4-8-16-32-64….), de tal manera que cuanto más avance el tiempo mayor número de bacterias afectará al producto y producirá desechos que determinará la alteración del caldo, dándole un sabor agrio y olor desagradable.
El hervido mata las bacterias presentes en la olla y pone el contador nuevamente a cero (aunque vuelven a contaminarse de forma rápida), por lo tanto, lo que hace el hervido diario es eliminar la contaminación que el producto va a acumulado en su tiempo de conservación y permite que el caldo aumente de nuevo su tiempo de vida útil hasta la siguiente cocción, siendo cada hervido como un nuevo punto de partida para el caldo.
¿Cómo saber si el caldo se echó a perder?
El olor del caldo será el primer indicador para darte cuenta de que ya no lo puedes consumir, pues ante cualquier cambio excesivo en el olor, color, textura o la presencia de burbujas en el líquido es señal de que ha empezado a fermentar.
Ante ello ni siquiera volviendo a hervir la olla conseguiremos dar marcha a atrás en el proceso de putrefacción.