Las abejas son unos de los insectos más antiguos que además habitan en todos los continentes de la Tierra, con excepción de la Antártida. Así, la importancia de su papel en el mundo llevó a que la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a declarar el 20 de mayo como el Día Mundial de las Abejas.
Con la conmemoración de este día, se pretende crear conciencia para proteger a las abejas y a otros polinizadores, así como contribuir de forma significativa a resolver los problemas relacionados con el suministro de alimentos en el mundo y acabar con el hambre en los países en desarrollo. Pero ¿Cuál es la importancia de estos insectos en el ecosistema y cómo influyen en esta problemática? Aquí te contamos.
En el mundo existen alrededor de 20 mil especies de abejas agrupadas en siete familias; de estas encontramos mil 805 en México. Se trata de insectos polinizadores, tales como las mariposas, los murciélagos y los colibríes, que contribuyen a la supervivencia de muchas especies de plantas; debido a los efectos de la actividad humana su supervivencia se ve cada vez más amenazada y corren el peligro de extinguirse.
¿Qué hacen las abejas y cuál es su importancia?
A través de sus funciones de polinización, las abejas contribuyen en la producción y reproducción de muchos cultivos y plantas silvestres, permitiendo con esto la supervivencia de los ecosistemas, pues cerca del 90 por ciento de las plantas con flores dependen de la polinización para reproducirse; el 75 por ciento de los cultivos alimentarios dependen también de la polinización; así como el 35 de las tierras agrícolas mundiales.
Además de contribuir a la producción y reproducción, son indispensables para conservar la biodiversidad de los alimentos, por lo que sin las abejas los jardines no florecerían, disminuiría la diversidad de las plantas, y se perdería la producción de la miel. Ante esto es crucial controlar su declive y detener la pérdida de biodiversidad.
Según datos de las Naciones Unidas, actualmente las tasas de extinción de especies son de cien a mil veces más altas de lo normal debido a efectos de la actividad humana como la agricultura intensiva, la pérdida de hábitats, uso inadecuado de pesticidas, y el cambio climático. Provocando que la población de polinizadores –en especial abejas y mariposas– disminuya de manera preocupante.
“Un mundo sin polinizadores supondría un mundo sin diversidad alimentaria, sin arándanos, café, chocolate, pepinos, ni muchos otros alimentos. También sirven para alertarnos sobre los nuevos riesgos ambientales, indicando la salud de los ecosistemas locales.”, señalan las Naciones Unidas en su página oficial.
AIIL