Esperanza, integrante del colectivo Guerreros Buscadores de Jalisco, ha vivido dos años y medio de angustia desde la desaparición de su hijo, Juan Manuel Rodríguez Rodríguez, un joven de 22 años con sueños de convertirse en militar.
La madre buscadora fue una de las personas que ingresaron al Rancho Izaguirre, en el municipio de Teuchitlán, donde vivió una experiencia desgarradora.
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“Sentí que me mutilaban, porque imaginar todo lo que mi hijo sufrió me hizo pedazos el corazón”, relató con la voz entrecortada.
En el lugar, encontró tenis que podrían haber pertenecido a su hijo, pero aún no tiene la certeza de que sean de él.
“No sé si mi hijo esté ahí o no esté, pero es más difícil para mí, porque yo antes tenía la esperanza de encontrarlo y ahora solo quedan los tenis, y yo quiero a mi hijo”, expresó Esperanza.
Este descubrimiento ha intensificado la incertidumbre y el dolor de Esperanza, quien se aferra a la posibilidad de hallar respuestas. Mientras tanto, su lucha continúa, al igual que la de cientos de familias que buscan a sus seres queridos en fosas clandestinas, terrenos baldíos y edificios abandonados.
Su última conversación con él quedó grabada en su memoria: “Jefa, a lo mejor ya voy a entrar de militar. Yo quiero ser tu orgullo”. Sin embargo, esos planes nunca se concretaron.
¿Qué otros padres están buscando a sus hijos desaparecidos en el rancho de Teuchitlán?
El caso de Esperanza no es el único. Eduardo Reyes, otro padre que ha sufrido la desaparición de su hijo Rubén Eduardo Reyes Ávila desde hace siete años en Etzatlán, se enfrentó a una realidad diferente: las amenazas lo obligaron a cesar su búsqueda.
“Recibía llamadas diciéndome que no lo buscara, que él estaba bien con ellos”, contó con frustración y arrepentimiento.
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Ahora, tras años de silencio, su nuera cree haber reconocido los tenis de Rubén en las imágenes tomadas por los colectivos de búsqueda en el rancho de Teuchitlán.
“Ya le dieron cita para ir a la fiscalía a reconocerlos y ver si realmente son de él”, comentó Rubén.
Otro caso es el de Romero, quien viajó desde Tonalá con la esperanza de encontrar pistas sobre su hijo Sebastián Gaxiola de la Cruz, desaparecido en 2022. Sin embargo, las autoridades le han puesto obstáculos en su camino.
“El gobierno anterior marcó muchas irregularidades y ha sido nuestro peor enemigo. Nos desaparecen a nuestros desaparecidos; si ponemos fichas en el centro de Guadalajara, al otro día ya están pintadas de negro”, denunció Romero, señalando la falta de apoyo de las instituciones.
¿Qué continúa en la búsqueda de desaparecidos?
A pesar del dolor, Esperanza y otros familiares de personas desaparecidas siguen adelante con su búsqueda. También hacen un llamado a la sociedad para fortalecer la comunicación con los jóvenes y prevenir más casos como los suyos.
“Nosotras, como mamás con hijos desaparecidos, nos preguntamos: ¿qué futuro tenemos para los que vienen atrás?”, reflexionó Esperanza.
Mientras tanto, los colectivos de búsqueda continúan trabajando en el Rancho Izaguirre con la esperanza de devolver la identidad a quienes han sido arrebatados de sus familias. Aunque la justicia sigue siendo esquiva, la voz de las madres buscadoras no se apaga. Su lucha es un grito de dolor, pero también de resistencia.
AM