La exhumación de los restos del pequeño Tadeo expuso la vulnerabilidad de los panteones capitalinos, además es una muestra de las costumbres imperantes de algunas personas por robar cadáveres.
La profanación se encuentra tipificada en el código penal, como lo indica su artículo 208 en el inciso III donde menciona que se impone prisión de tres días a dos años o de 30 a 90 días de multa a quien exhume un cadáver sin algún requisito legal.
A pesar de esta ley, al realizar la búsqueda de cifras o carpetas de investigación sobre este delito en las diferentes plataformas como el secretariado ejecutivo y datos abiertos de la capital mexicana, no se encontraron diligencias.
Respecto a esto, Santiago Roel, del Semáforo Delictivo, mencionó que el mayor problema es que no hay denuncias de este delito.
“Está tipificado, está en los códigos penales de los estados, es un delito la profanación de tumbas, en este caso, pero son muy pocos los casos, pues prácticamente no hay denuncias al respecto, es muy raro encontrar denuncias en este delito", expresó Santiago Roel.
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Al consultar con el Tribunal Superior de Justicia Capitalino sobre algún reporte se remitió a que el Instituto de Ciencia Forenses, que está a su cargo, posee una relación sobre cadáveres que ingresan y aquellos que no son reclamados además de coadyuvar con la Fiscalía local para las investigaciones.
Roel menciona que lo que probablemente ocurre es que la incidencia en el delito es muy baja lo que podría ser la causa de la falta de denuncias.
“Son dos cosas, probablemente es muy baja la incidencia, es decir, hay muy pocos casos, es muy raro encontrar estos casos y dos, cuando lo hay, no siempre se presenta una denuncia, yo creo que eso el objetivo”, expresó Santiago Roel.
La profanación de tumbas ha sido relacionado con la magia negra y santería, pues con el fin de obtener una supuesta "protección" para realizar actividades ilícitas, los delincuentes acuden a esto.
De acuerdo con Felipe Gaytán sociólogo de la Salle, es la búsqueda de una seguridad ontológica (en lo más profundo del SER) lo que lleva a los seres humanos a recurrir a estas prácticas.
“La gente recurre a ellos por una cuestión de una seguridad, una seguridad ontológica, es decir, una forma de sentirse seguro en el mundo invoca esas deidades para sentirse que no está solo, no estás solo”, dijo Gaytán.
La frecuencia de este delito tiene que ver con la impunidad y facilidad que tienen los delincuentes para acceden a los cementerios y robar restos humanos.
“Tiene que ver con el tema de lo ilegal y lo impune, es decir, mucha gente lo hace en este tipo de lugares de cementerios o de lugares sagrados, precisamente porque sabe que no hay consecuencias, va a haber una sanción moral, por supuesto, pero una sanción legal y no hay vigilancia”, comentó Felipe Gaytán
La pandemia por covid-19 ha acrecentado estas prácticas que están presentes desde hace muchos años en la humanidad, ya que representa una forma de protección.
“En este mundo, sobre todo en estos últimos años, en la pandemia y la postpandemia lo que tenemos es más una necesidad de esta seguridad”, dejó ver el sociólogo.
PALA