Rodrigo Ruz, estudiante mexicano egresado de ingeniería física, está por cumplir el sueño de su vida; y es que recientemente fue notificado por la Universidad de Stanford en California que fue seleccionado para recibir la prestigiosa beca Knight-Hennessy, la beca más importante a nivel mundial para estudios de posgrado.
Con esto, el estudiante no solo se convertirá en el tercer mexicano en recibir esta oportunidad, sino que será además el primer latinoamericano en recibir esta beca para estudios de maestría en la escuela de ingeniería de Stanford. Será el próximo mes de septiembre que el joven originario de Querétaro inicie sus estudios de maestría en Ingeniería Eléctrica en Stanford, universidad rankeada como una de las mejores del mundo en Ingeniería.
Con un inclinado interés desde niño por temas como el espacio, la exploración y el diseño a través de figuras de lego e inspirado por sus películas favoritas; fue al crecer que supo que incursionar en la ciencia de una manera formal era lo que él quería, llegando así a trabajar en investigaciones relacionadas a la física médica y sustentabilidad.
Y es que pese a no ser médico, sus conocimientos le han permitido incursionar en este campo con investigaciones sobre el cáncer de mama, donde a través del electromagnetismo y la física ha logrado diseñar un equipo más eficiente para el diagnostico de este padecimiento.
“Para mi física siempre ha sido como esta forma de ver las cosas (…) llegar a entender un problema desde el fundamento y tratar de resolverlo; eso ya puede ir aplicado en distintos temas entre nuestra sociedad para ayudar”, señaló.
El sueño de Rodrigo por realizar estudios de posgrado en el extranjero nació en el primer año de su carrera, durante una visita del director de admisiones de la Knight-Hennessy de Stanford al plantel del Tec de Monterrey, institución en la que realizó sus estudios; en la sesión informativa el director destacó la nula participación de estudiantes latinoamericanos para estudios de ingeniería, lo que llamó la atención del joven estudiante.
“Tuve la oportunidad de platicar con él (el director de admisiones), y le pregunté qué me recomendaba hacer para recomendar un poco mis chances en cuatro años de ser seleccionado, y me respondió con una pregunta, me preguntó si ya estaba haciendo investigación en ese momento, y con eso se me prendió mucho el foco que algo que se busca en estas instituciones de primer mundo, de investigación, y de ciencia, pues es que se profundice mucho n los estudios, y no solo en sacar buenas calificaciones; hay que buscar hacer cosas fuera de la clase, estas actividades extracurriculares y profundizar mucho en un área”, señaló Rodrigo.
Fueron más de 14 mil los aplicantes para la beca, la cual goza de gran relevancia pues con un presupuesto de $350K USD es la más completa de este tipo; siendo Rodrigo uno de los 70 seleccionados provenientes de 27 países, para estudiar en las siete escuelas de posgrado de Stanford.
“Al final de cuentas todos tenemos nuestras responsabilidades, entonces esta parte de balancear, al involucrarte con actividades extracurriculares, continuar tus investigaciones, involucrarte con proyectos de ingeniería y seguir con este proceso de aplicación a los posgrados, pues fue pesado; y la otra es esta parte de tener automotivación, porque yo no sabía de nadie que estaba como aplicando a posgrados (…) no tenía referencia de cómo hacer este proceso, y luego sabía que no había habido mexicanos que recibieran la beca para ingenierías”
El joven destacó que en su caso se vio siempre beneficiado por las oportunidades que encontró en su camino para poder llevar a cabo sus estudios, privilegio que no toda la población en México tiene, por lo que asegura que uno de los principales retos en el país es buscar disminuir la brecha en la ciencia, con el fin de impulsar el desarrollo tecnológico, aunque sabe que una de las principales vías para alcanzar este desarrollo está en resolver las necesidades directas e inmediatas de la población como la inseguridad, pobreza y el acceso a las nuevas tecnologías.
“La realidad es que en nuestro país se invierte menos del .5 por ciento del PIB en ciencia, tecnología e investigación (…) hay una brecha muy grande, y definitivamente hace falta poner l atención no solo a decir ‘pues vamos a hacer inversión a corto plazo’ o a construir un puente, una escuela, eso siempre se necesita; pero también pensar a largo plazo y ver qué podemos hacer para que México sea participe del desarrollo tecnológico a largo plazo, que no solo seamos un país de manufactura, si no que podamos realmente generar innovación tecnológica”
AIIL