El rompope es un aperitivo imperdible durante las fiestas de Navidad; es cremoso, dulce y nació por ingenio de la cocina conventual en Puebla.
Esta bebida se hizo popular en la época virreinal y aunque existen diversas versiones sobre su origen, la historia más certera sobre su preparación tiene que ver con las monjas del convento de Santa Clara.
El rompope: un invento culinario de las monjas de Santa Clara
Los historiadores cuentan que en el convento de Santa Clara, las religiosas combinaron diversos ingredientes para crear una bebida que lograra deleitar el paladar de los visitantes de la época.
Se cuenta que en el año 1524, las monjas Clarisas crearon esta bebida para la llegada de los franciscanos que visitaban la ciudad para educar y profesar la religión católica.
Las religiosas hicieron una fusión de huevo, vainilla, canela, almendra molida, leche, azúcar y ron. La combinación de estos sabores dio lugar al rompope, que en ese tiempo era llamado rompón.
Con el tiempo, el rompope tomó la personalidad que hoy conocemos, tanto que pasó de ser una bebida creada de manera artesanal a ser una producto elaborado en empresas.
El sabor del rompope ahora está impregnado en otras bebidas, gelatinas, dulces típicos y un sinfín de variedades. Por cierto, el sabor del rompope también predomina en otros países como Nicaragua, El Salvador, Costa Rica y Guatemala.
Las monjas de Puebla también han sido las creadoras de otros alimentos joya de la gastronomía de la ciudad como el mole, chile en nogada y los dulces típicos, herencia que perdura hasta nuestros días.
GO