Desde hace 20 años Rosa María Laguna Gómez es activista de la comunidad LGBTIQ+, lucha por sus derechos y de las demás lesbianas, quienes sufren constantes actos discriminatorios por su sexualidad.
El llamado llegó inesperadamente en un antro donde la invitan a formar parte de un grupo de lesbianas liderado por Karla Grageda, a fin de tratar ciertos temas que ponen en desventaja a las mujeres lesbianas y así acudió a su primera marcha.
"Iban con un altavoz así diciendo 'lesbiana, yo soy lesbiana porque me gusta y porque me da la gana'; ahí me entró como en el corazón, ya sabes esos latidos del llamado y empezamos armar muchas más cosas, en ese momento íbamos como Diversiles, que éramos lesbianas diversas", comentó.
Además de ello, comentó que fue a partir de ahí que comenzó a trabajar en los temas relacionados a la discriminación, sobre todo en temas de género.
"Ahí empezamos a trabajar los temas de discriminación, justa y propiamente porque íbamos a terapia para poder sanar y subsanar las heridas. De rechazo, de abandono, de discriminación que se da principalmente en nuestras propias casas, en nuestras familias", dijo.
RosaMaria vivió estos rechazos por su propia madre y familia, quienes nunca aceptaron que fuera lesbiana, a pesar del gran amor que sentían por ella.
"Escuchaba como sus comentarios súper despectivos Mamflora, les decía mamfloras y era como, más que miedo, les tenía odio [...] un día le dijeron vimos a tu hija besándose con una mujer aquí a la vuelta. 'No no era mi hija, estoy segura que no era mi hija' y ya cuando llegué pues si me fue como en feria", aseguró la activista.
Por ese terrible miedo a ser rechazada, llegó a tener un novio por 8 años, hasta que ya no pudo fingir más y pidió perdón por lo que es. Reafirmó que una vez más la vida las va acorralando a donde a veces no quieren, pero su mamá temía que afuera la hicieran pedazos.
"Ante el mundo si medio nos defendía, pero ya dentro en la casa, nuestra historia si era muy dolorosa para ella y si fue muy complicado y creo que no lo pudo asimilar así de fácil y creo que también es válido, pues no todo mundo nos tiene que aceptar. Entiendo muy bien que es desconocimiento del tema, Que falta mucha educación, que falta una cultura más incluyente y que al final del día, pues lo que se desconoce, es a lo que se le teme", dijo.
Su madre tuvo razón, el boletinaje en los trabajos es una realidad, por mostrarse y reconocerse lesbianas, la despidieron injustificadamente, marcándola de por vida.
"No me dejaron sacar mis cosas del locker ni nada, con un policía detrás y cuando llegué a la empresa, yo quería saber por qué me habían despedido y me dijeron que era información interna. Me entregaron mi liquidación que fue nada y me boletinaron y lo supimos porque yo tenía una amiga contadora, y me dijo te acaban de boletinar", comentó.
Intentó denunciarlo junto con su hermana pero en ese entonces no procedió porque desconocían cómo hacerlo, ahora que lo saben, apoya a muchas mujeres. Hoy por hoy la lucha tiene que ver con mencionarse, con reconocerse y para el cambio deben gritarlo alto cueste lo que cueste.
"He resistido, la verdad es que he resistido, esto ha sido una historia increíble; el hecho de formar parte de la otra marcha que en realidad es la marcha del orgullo Guadalajara que a nosotras nos ha dado, nos ha encorazonado tanto ver que fuimos de poquito a más, a más y que ahora la gente ha comprendido que está bien que haya dos Marchas y que haya tres y que haya cinco y que haya 100; no importa que haya muchas marchas", mencionó.
JB