A un mes de las explosiones por la fuga de gas LP a causa del robo de combustible en la junta auxiliar de San Pablo Xochimehuacan, la "zona cero" luce totalmente diferente a los primeros días después de la tragedia.
Ya no hay personas detrás de los cintillos precautorios en espera de ingresar a sus viviendas colapsadas para rescatar algunas de sus pertenencias.
En el lugar, al norte de Puebla capital, tampoco hay cuantiosos grupos de decenas de militares o elementos de la Guardia Nacional en cada metro a la redonda de la toma clandestina.
Aunque lo que sí hay, es un silencio, por momentos perturbador, que contrasta totalmente con el ruido, los gritos y el llanto, registrados la fatídica noche del pasado 31 de octubre.
El ajetreo en la zona se detuvo, pero nada volverá a ser como antes y es que, aun cuando las autoridades presentan avances significativos en el tema de vivienda demolida, atención de hospitalizados y planes para regularización de predios en la zona de riesgo y de reubicación de damnificados, aún no hay detenidos.
Durante los primeros días e, inclusive, semanas, hubo cierto grado de rezago en la atención para los habitantes de colonias como la Benito Juárez; sin embargo, ahora, entre los avances en la junta auxiliar se encuentran 59 viviendas demolidas y 55 con daños menores reparadas; también hay 155 devueltas a sus propietarios y 38 están por liberarse.
Además, el robo de combustible en Xochimehuacan, dejó a su paso tristeza y dolor; al último corte, los fallecidos eran cuatro: Abimael, Práxedis, Andrea y Azucena; y en atención médica, aún se mantienen siete personas más, cuyos familiares continúan con la esperanza y fe de que se recuperen.
Ahora Xochimehuacan tiene un pasado reciente que busca dejar atrás y algunos de sus habitantes seguirán en espera de saber si tendrán un techo al que regresar para este 24 y 31 de diciembre, en medio de la súplica de que en próximos días, semanas, meses o años, no se repita un tragedia de esta magnitud o mayor.
IOG