Entre porras, globos blancos, música y el fulgor de un torito de pirotecnia, familiares, amigos y vecinos de Santa Ana Xalmimilulco, Huejotzingo, dieron el último adiós a Luis Ángel Rosas, un pequeño de 8 años que falleció el 27 de julio tras una larga lucha contra la leucemia linfoblástica aguda.
El Santuario de la Preciosa Sangre de Cristo se llenó de personas que acompañaron a la familia en una emotiva misa. Durante la homilía, el sacerdote destacó el amor y el ejemplo de fortaleza que Luis Ángel dejó en quienes lo conocieron.
“A veces no comprendemos el porqué de ciertos sufrimientos, pero la inocencia de un niño como Luis Ángel nos recuerda que su encuentro con Dios será puro y lleno de luz”, expresó el religioso, invitando a los presentes a guardar en el corazón el legado del pequeño.
Tras la ceremonia, el cortejo fúnebre se dirigió al panteón municipal. El ataúd blanco, adornado con flores, fue llevado en medio de cohetes y cánticos, como un homenaje a la alegría que caracterizó al niño.
Al final del recorrido, cumplieron su última petición: encender un torito de pirotecnia, tal como él lo había pedido días antes, cuando anheló ver pasar el carnaval frente a su casa.
Luis Ángel fue diagnosticado a los dos años y, pese a los tratamientos, nunca perdió su sonrisa. El próximo mes de octubre, el niño que tenía una pasión desbordante por la música de banda y el carnaval, habría cumplido 9 años.
El pequeño enfrentó quimioterapias, cirugías y hospitalizaciones constantes, pero nunca perdió su alegría.
Le encantaba dibujar superhéroes, ver caricaturas y hablar del equipo de sus amores: el América. Sin embargo, el cáncer regresó más agresivo, y ya no hubo tratamiento posible.
En entrevista para TELEDIARIO, su padre lo recordó como un niño guerrero, que nunca se rindió y cada vez que salía del quirófano quería seguir jugando.
Su historia conmovió a la comunidad, que meses atrás organizó un carnaval en su honor. Hoy, lo despiden con la misma energía y cariño con la que él vivió.
AGA