Don Francisco Javier, mejor conocido como El Saxofonista de Morelos, tal vez lo conoce, lo ha visto, o ha escuchado la música que toca para todos aquellos que acuden a pasear a este lugar en el Centro de Monterrey.
Son ya varios años, al menos dos décadas las que lleva acudiendo del diario a la Peatonal Morelos a deleitar a los paseantes con sus melodías, aunque originalmente se colocaba en las afueras de un centro comercial en la ciudad, alejado del punto donde hoy en día se presenta.
"Me dijeron váyase a Morelos allá está mejor, no tenía camas, me hablaban de tu, vete a Morelos, me decían allá está mejor, entonces empecé en la esquina, la gente me fue trayendo, y aquí estoy desde hace ya años"
Alrededor de dos horas diarias son suficientes para Don Francisco para cumplir su misión, cuando el atardecer se acerca y las personas pueden disfrutar del entorno.
"Y procuro que sea cayendo el sol, en la puesta del sol. Normalmente es alrededor de las seis de la tarde, y así el 10% de mi tiempo alrededor de dos horas, dos horas 40 lo que estoy aquí"
En el estuche de su instrumento las personas colocan algo de su cooperación mientras suena la música, sin embargo, no es el principal fin, pues el compartir el gusto por la música clásica, dar un buen consejo y brindar datos sobre la historia de la ciudad es parte de su día a día.
"No sólo es hacer música, primero que nada, cosas simples como hacer un lugar limpio, hay que hacer la calidad como forma de vida, y tienes que empezar con la limpieza, como en la misma música, uno de los elementos es la limpieza. Hay que compartir con la gente, comparto también filosofía, hay gente que no sabe a qué viene aquí, y les digo, es que esto es un paseo para disfrutar los atardeceres que son bellos, aparte no tenemos mucha arquitectura, pero mire esto es del siglo pasado".
En su momento, llegó a conocer al Arquitecto Héctor Benavides, con quien tuvo oportunidad de platicar en ocasiones e intercambiar pensamientos.
"Él venía aquí a la plaza, y bueno se paró en ocasiones a oír y grababa para él, intercambiamos filosofía, algo que nos gusta es porqué hacemos esto, yo le preguntaba por qué él hacía eso y él me preguntaba por qué yo hacía esto, lo que me quedó de él, es el legado que dejó de una persona que con sus hechos hizo disciplina."
Francisco Javier planea continuar deleitando a los regiomontanos con sus melodías por al menos un año más, aunque mencionó que tal vez puedan llegar a ser un par más.