Después de realizar su servicio social en Casa de Ángeles, Sagrario Paola Aguilar Castellanos prometió regresar para seguir impulsando la educación de niñas, niños, jóvenes y adultos con discapacidad.
Hoy, siendo madre de tres hijos y después de 15 años laborando en el Sistema Estatal DIF, la forma en que Paola ha encontrado un balance entre el ámbito familiar y su vida laboral es sin duda una inspiración para todas aquellas mujeres que se encuentren en esta faceta de su vida.
TELEDIARIO entrevistó a Poli, como los niños suelen llamarla, y compartió algunas estrategias, retos y vivencias que ha tenido combinando su profesión con ser madre.
¿Cómo logra equilibrar las responsabilidades del cuidado de sus hijos y las de su trabajo?
Creo que ayuda mucho tener una buena pareja a tu lado que te apoye para que tengas tiempo de realizar cada una de las actividades.
Además, de tener el tiempo suficiente de poder estar en tu área laboral y llevar a cabo las tareas del hogar que se realizan en pareja. Actualmente, mis hijos también son responsables de estas tareas. Todo es un equipo en casa.
¿Cómo influyó su labor en Casa de Ángeles al momento de educar y enseñar a sus hijos?
Aquí los chicos están albergados las 24 horas, los 365 días del año y nosotros somos los responsables de encaminarlos hacia una correcta educación, y no solo de una educación escolar, sino de una formación humana.
A pesar de qué tienen una discapacidad entienden perfectamente y todo esto me ha ayudado a que, conductualmente, pueda aprender algunas características en general del ser humano y, con ellas, ayudar a complementar la formación de mis hijos. De hecho, a mi pareja la conocí aquí haciendo servicio social.
Entonces, ¿podría decirse que usted y su pareja comparten parámetros de cómo criar a sus hijos?
Sí, la verdad es que los dos hicimos el servicio cuando tenía un año de inaugurada la Casa, nos tocó ver el ingreso de muchos de los chicos desde niños. Al final, involucrarnos en esta parte emocional con ellos nos ha ayudado mucho a ambos.
Siempre anhelé ser mamá, siempre, y mi marido también, siempre quiso ser papá, se dio una relación muy bonita y estamos a punto de cumplir 20 años de casados. La verdad, siempre nos ha encantado ser papás, de hecho, nuestros hijos tienen 19, 16 y 4 años.
Desde que entré a trabajar, me han permitido involucrarlos, porque si es complicado cuando ellos están pequeños y no entienden por qué les dedicas tantas horas a alguien que no es de tu familia.
Empecé a involucrarlos, a traerlos, empezaron a conocer el mundo de la discapacidad, que a mí me encanta (por eso soy educadora especial) y empezaron a conocer que ellos necesitaban la ayuda de otras personas aparte de que no tienen una familia que los apoye. Fue así como mis hijos se empezaron a involucrar y ahora son parte.
¿Cuáles han sido los desafíos a los que se ha enfrentado?
Pues que los libros dicen una cosa y la práctica es otra. La verdad, a diario aprendes a ser mamá y aunque tengas mil libros con muchas teorías, la práctica es la que te va a enseñar, y siempre tienes que cometer errores para que vayas aprendiendo.
¿Cómo se siente ser madre y al mismo tiempo ejercer su profesión?
Trato de dividir el tiempo que es del albergue, lo respeto mucho y una vez que llego a casa mi tiempo ya es de la familia. Siempre va a haber situaciones que pasen porque al final es un albergue de 24 horas, pero hay que darle especial tiempo a cada situación, y al final mi familia entiende perfectamente la situación.
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¿Qué lecciones les ha inculcado a sus hijos con relación a su profesión?
Para empezar, sobre el tema de la discapacidad, todos los seres humanos somos iguales, aunque con características diferentes y ellos deben de ayudarme, aunque sea con un granito a que los respeten, a que ellos sean parte de su mundo, ya que siempre se van a cruzar con personas discapacitadas y que no por tener una característica diferente no van a poder ser parte de su vida.
¿Qué aconsejaría a las mujeres que buscan ejercer su profesión, al tiempo que son madres?
Que no se desesperen, a veces sí quisiéramos dedicarles las 24 horas a nuestros hijos, pero hasta por respeto y espacio de ellos es bueno que cada quien esté involucrado en lo que le gusta y nosotros desde pequeños les inculcamos a nuestros hijos la importancia de que se desenvuelvan en todos sus ámbitos, en el emocional, profesional, sobre todo en el familiar, ya que para todo hay tiempo.
AGA