En los últimos años la preocupación por los sismos ha aumentado en diversas regiones del país, incluyendo Jalisco, estado que se encuentra en una zona geológica activa. Ante la posibilidad de temblores, es fundamental entender los factores que influyen en la actividad sísmica y cómo podemos prepararnos para enfrentar este fenómeno natural.
Jalisco cuenta con dos fuentes sísmicas potencial que pueden generar temblores de gran magnitud, de acuerdo a Carlos Suárez Plascencia, profesor investigador del Departamento de Geografía y Ordenación Territorial del Centro Universitario de Ciencias Sociales y Humanidades (CUCSH) de la Universidad de Guadalajara (UDG).
“Jalisco es un estado muy susceptible a efectos de actividad sísmica, en la cual hay dos fuentes importantes, la primera de tipo oceánico que se genera por el contacto de la placa Rivera, que es una placa oceánica y la placa Americana, que es el continente en donde vivimos nosotros”, manifestó Suárez.
El experto mencionó que los sismos que se presentan en Jalisco tienen un mayor impacto en Guadalajara y todo el corredor hacia el sur del estado.
“La zona urbana de Guadalajara y todo el corredor hasta el sur del estado hacia la costa pasando por Ciudad Guzmán, Autlán, Villa Purificación, y debemos entender que Jalisco es un estado muy propenso a ser afectado por esta actividad sísmica”, comentó.
Suárez detalló que a lo largo de la historia se han presentado diferentes eventos sísmicos que han afectado sobre todo en la zona costera con una magnitud de 8.1 y 7.8, uno de ellos registrado en 1875, el cual se sintió tan fuerte que derribó las dos torres de la iglesia catedral de Guadalajara.
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“Tenemos uno en junio de 1932 que fueron de magnitud 8.1 y uno de 7.8 a los 15 días después y anteriormente tenemos otro en 1875 que ocurrió en San Cristóbal de la Barranca, muy cerca de la zona urbana de Guadalajara con magnitud 7.8”, señaló.
Comparando con la Ciudad de México, el experto sugiere que ahí son más frecuentes los temblores debido a que el centro del país está afectado por la placa de Cocos que se mete debajo de los estados de Guerrero, Michoacán y de Oaxaca, su movimiento es mucho más continuo y genera actividad sísmica más recurrente en esa zona.
Por último, indicó que mientras más grande sea la magnitud del temblor, el periodo de recurrencia es mucho más amplio.
AA