Jackie Young, huérfano desde que nació, vivió los primeros años de su vida en un campo nazi de concentración, en lo que hoy es la República Checa. Después de la Segunda Guerra Mundial, fue trasladado a Inglaterra, en donde lo adoptaron y le cambiaron el nombre.
Una vez que se convirtió en un adulto, fue complicado para él investigar sus orígenes y conocer a su familia. Tenía poca información sobre su madre biológica, quien falleció en un campo de concentración, y nada sobre su padre, sólo un espacio en blanco en un certificado de nacimiento.
Sin embargo, a comienzos de 2022, la suerte de Jackie comenzó a cambiar cuando las genealogistas lograron utilizar una muestra de su ADN para ayudarlo a encontrar un nombre y algunos parientes que no sabía que tenía.
Young, quien ahora tiene 80 años y vive en Londres, confirmó que tener la respuesta a una pregunta de toda la vida fue “sorprendente”, y que se convirtió en una esperanza que creyó que nunca llegaría.
Ahora hay un proyecto en marcha para llevar esa posibilidad a otros sobrevivientes del Holocausto y sus hijos.
El Center for Jewish History (Centro de Historia Judía), con sede en Nueva York, lanzó el Proyecto de Recolección de ADN, que ofrece kits gratuitos de este tipo de pruebas mediante una solicitud en su sitio web. Para quienes utilizan estos paquetes, también ofrece la oportunidad de conseguir orientación sobre los siguientes pasos de las genealogistas que trabajaron con Young.
Esas genealosgistas, Jennifer Mendelsohn y Adina Newman, han hecho este tipo de trabajo durante los últimos años y tienen un grupo de Facebook sobre el ADN judío y la genealogía genética.
La llegada de la tecnología de ADN ha abierto un mundo nuevo de posibilidades, además de los rastros de documentos y archivos que los sobrevivientes del Holocausto y sus descendientes han usado para encontrar las conexiones familiares rotas por el genocidio, indicó Newman.
“Hay momentos en que las personas quedan separadas y ni siquiera se dan cuenta de que han sido separadas. Tal vez ocurrió un cambio de nombre, así que no sabían (que podían) buscar a la otra persona”, añadió Newman y confirmó que hay casos que no se pueden resolver sin el ADN.
A pesar de que interés en la genealogía y los árboles genealógicos está muy extendido, existe una conmoción en específico al realizar este trabajo en una comunidad donde tantos lazos familiares fueron destrozados debido al Holocausto, de acuerdo a Mendelsohn.
El primer intento de Mendelsohn en esta área fue por la abuela de su marido, quien perdió a su madre en un campo de concentración. Ese esfuerzo condujo a tías y primos de los que nadie sabía en la familia de su esposo.
Mendelsohn añadió que el tío de su esposo llamó y comentó “¿Sabes? Nunca he visto una fotografía de mi abuela. Es muy reconfortante para mí ver ahora fotografías de sus hermanas. Puedo imaginar cómo se veía ella”.
"¿Cómo explicar por qué eso es poderoso? Simplemente lo es. La gente no tenía nada. Sus familias fueron borradas y ahora podemos traerlas de regreso un poco”, añadió Mendelsohn.
Newman, Mendelsohn y el Centro de Historia Judía, alientan a las personas a arriesgarse, sobre todo a medida que pasa el tiempo y reduce la cantidad de sobrevivientes vivos.
AA