El arte del chilte: la tradición viva de Talpa de Allende, conoce este Pueblo Mágico | RECREO

Talpa de Allende es reconocido por su fervor religioso, pero también resguarda una tradición artesanal única: el arte del chilte.

Brenda moldea artesanías de chilte en su puesto del Mercado Municipal, una tradición heredada de generación en generación | Foto: Sebastián Cano
Talpa de Allende, Jalisco /

El pueblo mágico de Talpa de Allende, enclavado en la sierra de Jalisco, es conocido a nivel nacional por su profunda vocación religiosa y la devoción a la Virgen del Rosario. 

Sin embargo, más allá de las peregrinaciones, Talpa guarda en sus calles empedradas una riqueza cultural que se manifiesta en tradiciones ancestrales que siguen vivas gracias a sus habitantes, como el arte del chilte, una artesanía única elaborada con la savia del árbol de chicozapote.

Talpa de Allende, tradición más allá de la fe

Recorrer Talpa es una experiencia sensorial: el aroma de los dulces típicos, el murmullo de los peregrinos y la calidez de su gente acompañan al visitante. En el corazón del pueblo, el Mercado Municipal cobra vida desde muy temprano.

A las siete de la mañana, cuando los primeros puestos comienzan a abrir, Brenda ya se encuentra instalada en el primer local del lado derecho, dando forma a pequeñas piezas de arte hechas de chilte.

Con movimientos precisos y manos expertas, Brenda transforma la savia solidificada en coloridas figuras que representan flores, canastas, sombreros y animales.

“La tradición de hacer chilte es algo muy bonito, nace de la creatividad y nos ayuda a preservar la identidad de Talpa”, comenta mientras moldea una pieza que pronto se convertirá en recuerdo para algún visitante.

Brenda es heredera de un oficio centenario. Aprendió el arte del chilte de su madre, María Ortiz Anaya, una de las mujeres que por décadas popularizó estas artesanías entre peregrinos y turistas que llegaban a Talpa, especialmente durante la Ruta del Peregrino en los meses de marzo y abril. 

Las artesanías de chilte, hechas con la savia del chicozapote, forman parte de la identidad cultural de Talpa de Allende | Foto: Sebastian Cano

Desde 2004, Brenda asumió la responsabilidad de mantener viva esta tradición familiar, iniciando formalmente su aprendizaje a los 12 años y con la intención de transmitirlo ahora a sus hijas.

El chilte proviene del árbol de chicozapote (Manilkara zapota). Su savia, conocida históricamente como chicle natural, se recolecta del tronco y se deja solidificar en tortas. Posteriormente, se tiñe con pigmentos naturales obtenidos de plantas, flores y minerales de la región. 

El proceso exige paciencia y precisión, pues la savia debe encontrarse en el punto exacto de consistencia para poder moldearse sin perder su forma.

Las artesanías de chilte varían tanto en tamaño como en precio: desde pequeñas figuras que se venden desde 25 pesos hasta piezas más elaboradas que pueden alcanzar los 200 pesos. No obstante, su verdadero valor reside en la historia, la identidad y la resistencia cultural que cada pieza representa.

​La temporada alta de ventas coincide con Semana Santa, las romerías y la Ruta del Peregrino, cuando miles de personas recorren Talpa no solo por fe, sino también por la experiencia cultural. 

Para quienes viajan desde Guadalajara, Talpa de Allende se encuentra a aproximadamente tres horas y media de camino, y una visita matutina al Mercado Municipal es imperdible.

Ir a Talpa de Allende es descubrir un pueblo donde la tradición sigue viva. Y llevarse una artesanía de chilte es llevar consigo un pedazo de su historia, un legado milenario que continúa latiendo en las manos de sus artesanas.

KH

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