El valle de Saltillo estuvo habitado por varios grupos de indígenas durante miles de años. Al llegar los españoles encontraron cuachichiles, rayados y nacaguas. Se fundó la villa de Santiago del Saltillo en 1577; se conmemora tal evento el 25 de julio, día de Santiago Apóstol, patrono de la ciudad.
Por los enfrentamientos habidos entre indios y españoles y el poco avance de la colonización, se hizo venir a un grupo de indios tlaxcaltecas para que sirvieran de ejemplo a los nómadas y para que cultivaran la tierra. Éstos fundaron el Pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala. Ambas poblaciones estuvieron separadas legalmente hasta el siglo XIX cuando se unieron para formar la ciudad de Saltillo.
Los conquistadores europeos encontraron que un pequeño salto de agua brotaba de entre las peñas de un cerro, situado al sur de la ciudad. Como aquel salto de agua era más bien un "Saltillo", con este nombre bautizaron al poblado.
En 1591 fundaron el pueblo de San Esteban de la Nueva Tlaxcala. Estos indígenas recibieron tierra, ganado e instrumentos de labranza, además del permiso de portar armas. Asimismo introdujeron la cría de borregos y con su lana fabricaron frazadas y sarapes.
Durante más de 200 años, los tlaxcaltecas y los europeos compartieron un mismo territorio, asentados cada uno en su pueblo: los tlaxcaltecas en el de San Esteban de la Nueva Tlaxcala y los europeos en la Villa del Santiago del Saltillo.
En 1607 el conquistador Santos Rojo trajo a Saltillo la imagen del Santo Cristo de la Capilla que se venera cada 6 de agosto.
La Villa de Santiago del Saltillo y el pueblo de San Esteban estaban separados por una acequia que corría por donde ahora existe la calle de Allende y eran independientes en sus autoridades civiles y religiosas, aunque estaban unidas en la defensa contra los nómadas, la comercialización de sus productos y las fiestas importantes.
Después de la Independencia, la Villa de Santiago del Saltillo fue bautizada como Leona Vicario, y el pueblo de San Esteban cambió su nombre por el Villalongín, en honor a un insurgente michoacano. Sin embargo, los nombres no prevalecieron y en 1827 se integraron como una sola población llamada Saltillo. En ese mismo año la capital de Coahuila se trasladó de Monclova a Saltillo.
La vida de la ciudad cambió bruscamente a partir de 1883 al arribar el ferrocarril a Saltillo. Paralelamente, la electricidad, el telégrafo y el automóvil, así como el aumento de libros y periódicos, llevaron a Saltillo a abrirse a la modernidad.
Apodos de la ciudad
“La Atenas de México”
Uno de los sobrenombres más conocidos de la ciudad es “Saltillo, la Atenas de México”, según información del catedrático Carlos Recio, este término lo acuñó el orador Tomás Berlanga en 1922 al decir que Saltillo era una ciudad muy culta, por lo que estaba destinada a ser la Atenas de México.
“La Detroit Mexicana”
Otro de los apodos, tal vez uno de los más modernos es “La Detroit Mexicana” y es que Saltillo es una de las ciudades en México que concentra más del 30 por ciento de la producción de automóviles de la industria.
JVS