El silencio dolía. Las flores no alcanzaban. Las lágrimas no dejaban de brotar este viernes, cuando familiares, amigos, colegas, vecinos y estudiantes despidieron con el alma rota a la maestra Rosa Idalia Matías Regino, a su esposo José Luis Rodríguez Martínez y a su bebé, Gema, que aún se encontraba en el vientre de Rosa.
Los tres murieron en el trágico accidente ocurrido en la autopista Cuacnopalan-Oaxaca el pasado 14 de mayo, tragedia que también cobró la vida de Crimilda Matías Regino, hermana de Rosa.
La familia viajaba unida… y unida partió. Detrás de esta desgracia quedan dos pequeñas gemelas huérfanas, dos niñas que hoy caminan con una herida imposible de entender y mucho menos de sanar.
Primaria Francisco Villa rinde homenaje a Rosa Idalia y familia; la escuela fue su altar
Sus colegas refieren que Rosa Idalia no fue solo una maestra. Fue una mujer con alma de guía, corazón de madre y entrega de heroína.
En la Primaria General Francisco Villa ubicada en Tehuacán dejó mucho más que clases: dejó amor, vocación y huellas imborrables en generaciones de estudiantes que le aplaudían y lloraban.
Fue precisamente la escuela donde laboró la que se convirtió en un altar. Ahí estaban sus restos, los de su bebé, y los de su esposo.
Allí también se escucharon los acordes de un mariachi triste, el aroma del incienso, las flores que no bastaban y los abrazos que intentaban contener un dolor imposible. Fue más que un homenaje: fue un grito de amor y agradecimiento por su existencia.
Hoy su luz se apaga de forma brutal, inesperada, y dejó a sus conocidos con el alma vacía. La comunidad entera de Tehuacán ya ha llorado su partida, mientras el cielo recibe a una familia que partió junta.
EG