Era el final del siglo XIX, los últimos años de la época llamada 'El Porfiriato'
cuando en Puebla comenzó a llegar la modernidad para desplazarse.
En el año 1900, los poblanos empezaron a viajar en ferrocarriles a vapor, con animales y de motor con gasolina.
Hace más de un siglo, el rostro de la Angelópolis era similar a una escena europea, en ese tiempo era común que las familias llegaran a sus destinos en tranvías tirados por animales.
La vida cotidiana en Puebla y el tranvía de mulitas
Los primeros tranvías urbanos empezaron a funcionar en la ciudad de Puebla en mayo de 1881. Las unidades eran jaladas por mulas y una de las estaciones se ubicaba en la esquina de la 11 Norte y 10 Poniente, en donde hoy existen las oficinas de Comisión Federal de Electricidad (CFE) en el Centro Histórico de la capital poblana.
Al final de esa década, llegó una nueva empresa encargada de brindar el servicio, se trató de la compañía Ferrocarril Industrial de Puebla, quien tuvo la encomienda de construir líneas suburbanas a las fábricas de textiles como Rancho Colorado y algunas ubicadas en Cholula. De hecho, este servicio se extendió hacia Huejotzingo y en Panzacola en el estado de Tlaxcala.
El tranvía de Puebla comenzó a sustituir algunos que eran echados a andar con mulas por motores de gasolina. En 1909, la Compañía de Tranvía de México trató de iniciar un nuevo proyecto, ahora para lograr la comunicación de manera electrificada entre Ciudad de México y la capital poblana, pero la Revolución Mexicana llegó detuvo algunos detalles la obra.
En los años 20 continuaron los tranvías de gasolina y en 1929 comenzó el retiro de las vías del tren de mulas. En 1930 cerró el tranvía de gasolina de Cholula a Huejotzingo, lo único que siguió funcionando fue el tranvía de pasajeros hasta 1941.
Hoy sólo queda el recuerdo de la Puebla antigua y pocas fotografías del avance de la modernidad. Es más, muchos quisiéramos haber tenido un viaje así en las calles de la ciudad que fue trazada por ángeles.