Un grupo de 150 personas privadas de la libertad en los centros penitenciarios de Saltillo y Piedras Negras fueron enviados a las instalaciones del Cereso de Monclova las primeras horas de este miércoles, en medio de un operativo de seguridad en el que participaron elementos de las diferentes corporaciones del estado de Coahuila.
A través de una acción realizada en presencia del personal de la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Coahuila (CDHEC), los elementos de la policía estatal iniciaron el operativo alrededor de las tres de la mañana, cuando comenzaron a alistar todo lo necesario para que los internos y sus pertenencias, abordarán los autobuses en los que partieron con dirección a la región centro del estado.
A través de un comunicado se informó que está acción “permitirá una mejora continua en la operación del sistema penitenciario del estado, además de facilitar a los reos y sus familias, el estar recluidos en un centro más cercano a sus municipios de origen”.
Despresurizan centros penitenciarios de Coahuila
El presidente del Poder Judicial en Coahuila, Miguel Mery Ayup, aseguró que con esta acción se despresurizan los centros penitenciarios de la entidad, al contar con las instalaciones del Cereso de Monclova, que recién fue entregado a las autoridades estatales para su operación.
Afirmó que esto también llevará a un cambio de sede del Centro de Justicia Penal de la región centro, que actualmente se encuentra a un costado del aeropuerto de Frontera, para llevarlo al lado del Cereso de Monclova, para mayor seguridad de todos.
Aseguró que en estos traslados de personas privadas de la libertad, existe una colaboración entre la Secretaría de Seguridad Pública y la Fiscalía General del Estado de Coahuila (FGE).
A finales del mes de abril, el gobierno federal cedió a las autoridades estatales las instalaciones del entonces Centro Federal de Readaptación Social número 10 de Monclova, el cual tenía varios años en inactividad y tuvo que ser rehabilitado para poder ser utilizado para la recepción de reos del fuero común.
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¿Cuáles son las cárceles más peligrosas?
Hacinamiento, motines, violencia entre reos y estrictos regímenes de seguridad. Esos son los explosivos ingredientes que se encuentran en muchas cárceles del mundo y que terminan convirtiendo a las prisiones en temibles centros de reclusión.
San Quintín, California
Este es el centro penitenciario más antiguo de Estados Unidos (fundado en 1852). Está ubicado en el condado de Marín, California. En este lugar cuando alguien es sometido a aislamiento total, tiene que dormir en una cama de metal sin ventanas. De acuerdo con una investigación y reportaje, en la prisión no hay interacción humana, los niveles de ansiedad son altos, la soledad puede ser brutal, tu mente te puede engañar para adaptarte”.
En los últimos años, se ha reportado un nivel de hacinamiento elevado por ventilación deficiente, malos hábitos de limpieza y celdas estrechas. Muchos de los presos son encerrados en jaulas. En este centro cumplió su condena el asesino en serie Charles Manson.
Prisión de Alcatraz, California
El centro penitenciario fue cerrado en 1963. Está ubicado en la Isla de Alcatraz, California. Al estar sobre las aguas del océano pacífico se convirtió en una prisión a prueba de fugas. Aquellos que intentaron escapar, en su mayoría terminaron ahogados. Finalmente, la prisión dejó de funcionar por el alto costo que implicaba sostenerla.
Sin duda, esta podría ser es la cárcel más reconocida de la lista. En este centro se construyó el primer faro de la costa del Pacífico. Actualmente es una atracción turística.
Isla Rikers, Nueva York
Está ubicada en medio de los condados de Queens y Bronx, sobre el East River. Abrió en 1932, con una capacidad para 14 mil presos, sin embargo, durante mucho tiempo fue habitada por 20 mil reclusos. Los niveles de violencia entre los presos han sido el diario vivir de los reclusos.
En muchas ocasiones han muerto reclusos en medio de las riñas en las cuales los guardias rara vez intervienen, según los testimonios de varios funcionarios. Incluso los mismos vigilantes han llegado a participar en las golpizas que sufren los presos.
JVS