Lo que comenzó como una parada rutinaria en la gasolinera terminó en un gasto inesperado de 77 mil pesos para Samuel, propietario de un Jeep Wrangler 2016, tras cargar combustible adulterado que dañó gravemente su vehículo.
La mañana del 15 de julio, Samuel salió de casa para llevar a su hijo a la guardería y decidió cargar gasolina regular por mil 600 pesos en una estación ubicada en la esquina de Rafael Sanzio y Guadalupe, en Zapopan.
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Minutos después, mientras se dirigía a su taller, el automóvil sufrió una combustión que provocó la ruptura del monoblock.
“Tuve la mala suerte de cargar muy temprano; mi vehículo funcionó unos diez minutos y de repente reventó. Al llegar al taller me confirmaron que el problema fue la gasolina”, relató Samuel.
El combustible adulterado dañó el sistema de inyección, pistones y escape, y aunque Samuel acudió a la gasolinera a reclamar, le indicaron que no podían responsabilizarse del daño.
La Profeco tampoco le ofreció el apoyo esperado, limitándose a reembolsarle los mil 600 pesos de la gasolina.
“La audiencia de conciliación no asignó responsabilidad alguna y la gasolinera continúa operando normalmente”, lamentó Samuel.
Ante esta situación, Samuel realizó un peritaje independiente con la empresa MRIC, que concluyó que la gasolina no cumplía con la norma NOM-016-CRE-2016, excediendo los valores permitidos de destilación y presión de vapor. Con estos resultados, procederá legalmente.
Cómo afecta la gasolina adulterada a los vehículos
José Antonio Pérez, mecánico con 33 años de experiencia, explicó que la gasolina adulterada puede dañar inyectores, bombas de combustible y filtros, e incluso impedir que el automóvil arranque.
Lo más común es que las gasolineras rebajen la gasolina con agua o aditivos para aumentar ganancias, lo que pone en riesgo tanto el vehículo como la economía del consumidor.
“Si el auto empieza a fallar tras cargar gasolina, lo recomendable es apagarlo de inmediato para evitar daños mayores en el motor”, agregó Pérez.
La falta de denuncias dificulta la sanción a gasolineras
Según el profesor Rubén Ortega Montes, de la Universidad de Guadalajara, la autoridad debería ser más estricta al sancionar a gasolineras que suministren combustible adulterado, pues esto afecta la economía y la seguridad de los ciudadanos.
Samuel difundió su caso en redes sociales, lo que permitió que otros afectados se animaran a compartir sus experiencias, aunque muchos no denuncian por temor a represalias o por malos tratos en Profeco.
“Mientras no haya coordinación efectiva entre autoridades estatales, federales y municipales, los automovilistas quedan indefensos y las gasolineras continúan operando con impunidad”, concluyó Ortega Montes.
El caso de Samuel refleja cómo una práctica ilegal como el suministro de gasolina adulterada puede generar afectaciones económicas y riesgos para los automovilistas.
Las autoridades y la denuncia ciudadana son clave para frenar estas prácticas y garantizar que los consumidores no paguen el costo de los fraudes de algunas gasolineras.
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