A más de dos horas de la ciudad de Torreón, rumbo a la comunidad de Laguna del Rey, municipio de Ocampo en el estado de Coahuila, usted encontrará el Valle de Acatita, un paraíso ubicado dentro del desierto Coahuilense, que cuenta con las Dunas más grandes del norte país, acumulación de arena fina color claro con vestigios de caracoles y concha nácar reflejo de un auténtico tesoro que emergió de las profundidades de lo que un día fue el Mar de Tetis.
Con una extensión mayor a los doce kilómetros, en esta zona convergen cinco ejidos con menos de 20 familias cada una, Charcos de Risa, Tres Manantiales, Felipe Ángeles, Lindavista y ejido Aguanaval del municipio lagunero de Francisco I Madero, por lo que hay que arribar a alguna de estas comunidades en busca de guías, y para ello en Felipe Ángeles las familias han integrado una cooperativa para trasladar a los visitantes en una pequeña traila jalada por un tractor, lo que hace atractivo este rústico paseo hasta llegar a las montañas de arena perlada donde a simple vista pueden apreciarse conchas de caracoles, de mar y de concha nácar, utilizada en cosméticos, todo un reflejo de un océano extinto hace 70 millones de años y que ahora está convertido en un desierto lleno de vida silvestre.
La arena sílica y extrafina de estas dunas conformada por silicio, aluminio y calcio, es utilizada en la industria para la fabricación de vidrios templados y pantallas de televisión, por lo que los lugareños buscan evitar su explotación privada e impulsar el desarrollo turístico como santuario que genere una derrama económica a los habitantes de la zona que velan por su preservación.
Un tesoro que emergió del mar donde podrán llenarse de energía y disfrutar visualmente la unión del cielo y la tierra con el colorido paisaje que asemeja a los desiertos africanos.
Una zona ideal para el ecoturismo de aventura donde pueden realizar deportes extremos como la práctica de rapel, paracaidismo, escalada de montaña y senderismo, y ya tienen proyectada la primera ruta de 30 kilómetros de bici de montaña.
La flora de este mágico lugar está compuesta de plantas medicinales como la gobernadora, salvilla y el nopal morado, y en la fauna pueden apreciar mil pies, liebres, arañas y zorros.
Un sitio que por las noches refleja otro paisaje, pues el Valle de Acatita cuenta con la luminosidad número uno en la escala Bottle que la hace ideal para disfrutar las lluvias de estrellas y el eclipse del 2024, pues solamente 44 lugares en todo el mundo cuentan con este nivel de claridad en el cielo y este valle es el único en el norte del país que permite disfrutar una velada nocturna con la luna llena como invitada especial.