La casa donde integrantes de la delincuencia organizada mantenían secuestrados a migrantes. a los que les exigían el pago de 2 mil 500 dólares, ubicada en la alcaldía Venustiano Carranza, permanece sin resguardo y llena de basura.
Luego de que agentes federales del Instituto Nacional de Migración (INM) y policías de la secretaría de Seguridad Ciudadana (SSC) de la Ciudad de México entraran al inmueble y rescataran a 22 migrantes guatemaltecos que permanecían privados de su libertad, el lugar permanece abandonado.
Sin embargo, luego de dos días del rescate, el lugar no ha sido resguardado por ninguna autoridad, ni se han colocado sellos de clausura para preservar la escena. La casa donde se privaba de la libertad a migrantes centroamericanos se encuentra a poco más de un kilómetro del Congreso de la Unión.
Luego del operativo de rescate el pasado 10 de agosto, la puerta de la cochera fue dejada entreabierta.
Esa noche, agentes de migración y policías capitalinos se encontraron con los migrantes guatemaltecos. Ahí se contabilizaron a 12 menores de edad, algunos de los cuales viajaban solos. Todo comenzó luego de que uno de ellos burlara la vigilancia de sus captores y se comunicara al 911 para pedir auxilio.
El lugar está visiblemente descuidado, las paredes lucen sucias y despintadas. Permanece la luz encendida. Un bote de basura en la esquina está repleto de desechos y se desparraman por toda la habitación.
En el piso se encontraban botellas de plástico, cajas de cartón, envoltorios de galletas y frituras. También dejaron ropa abandonada y una colchoneta doblada.
Hasta el fondo se distingue una amplia mesa de plástico y una silla azul, también de plástico. Enfrente otras tres sillas de plástico pero negro ven directo a la mesa que tiene a lado una puerta. Está abierta, parece ser una zona de tendido que desde la calle muestra poco de todo lo que guarda.
Apenas se alcanza a ver un bote de plástico azul con una manguera, que da la impresión de ser la fuente de agua que los captores daban a los migrantes secuestrados.
En entrevista con MILENIO, un vecino de la localidad, señaló que nadie se dio cuenta de lo que sucedía en esa casa; un día sólo llegó una patrulla y todo se tornó extraño para ellos. Sin embargo, no quisieron más detalles y externaron el miedo que sentían por decir algo.
RG