Sayeg explicó que su trabajo es una invitación a hacer pausas en la vida, a no formar parte de la sociedad enajenada que predomina, y a protagonizar "un encuentro con nosotros mismos”.
El título, expuso, surge de un cuestionamiento personal: “¿por qué si nacemos siendo amor y luz, la sociedad en la que estamos inmersos nos impone creencias, opiniones, ideas que muchas veces no son nuestras y al vivir en una constante aceleración, sin darnos cuenta, poco a poco, vamos dejando de ser lo que en verdad somos?”.
Señaló que en lo que indagó, “en estas pausas mi atención, mente, cuerpo y corazón estuvieron centrados en ese sentimiento tan fuerte como el amor incondicional hacia todo y hacia todos, así como pensar que no somos permanentes, que algún día vamos a morir”.
Sayeg recordó que el proceso para que la exhibición llegara a Viena fue de año y medio, lapso durante el cual se pensaron las posibilidades de llevarla al Viejo Continente, los trámites, empaque y traslado de la obra.
La exhibición está integrada por un total de 16 piezas, 15 de las cuales corresponden a obras gráficas en pintura, la mayoría con cerámica incrustada, trabajo textil, así como elementos orgánicos.