El montaje gráfico, organizado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) incluyó 60 litografías y seis esculturas de trajes típicos mexicanos que exaltan la alta fidelidad etnológica de la mirada de Mérida y descubren a un artista diferente al de los planos geométricos.
En la inauguración de la exposición, que estuvo abierta al público hasta noviembre, la nieta del pintor, María Cristina Navas y Mérida, recordó que su abuelo dedicó su vida y obra a México.
“Fue una persona muy tranquila, lo recuerdo siempre trabajando, le gustaba la música, aunque una esclerosis auditiva le hizo perder un oído y dejar sus clases de piano. Todos los días escuchaba sus disco de jazz, pero lo que más recuerdo es una de las frases que le gustaba repetir: ‘hay que dar para recibir'”, expresó en su momento.
Antonio Saborit, director del Museo Nacional de Antropología y curador de la muestra, apuntó que la obra gráfica de Mérida le llamó poderosamente la atención por el cuidado que puso el artista en registrar las abstracciones incluidas en el diseño de los textiles mexicanos.