“Elena Garro Papers”, así tiene catalogado la Universidad de Princeton el archivo de una de las escritoras mexicanas más importantes: diarios, fotos, correspondencia, obras mecanografiadas y documentos personales son resguardados fuera de México.
Pero ahora, Ediciones del Lirio en coedición con la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) han recabado diversos materiales nunca antes publicados en el libro: Relatos recobrados de Elena Garro con prólogo de la escritora Olivia Teroba, quien, en entrevista con MILENIO, habla de qué textos se trata y si saldrán a la luz más materiales inéditos.
¿Cómo se descubren estos materiales?
Elena Garro dejó en su archivo diversas obras inéditas de teatro, relatos, novelas, argumentos cinematográficos, así como ensayos, artículos y anotaciones para futuros proyectos. Los relatos ya llevaban un tiempo guardados en la Universidad de Princeton y justo lo que hacía falta era un esfuerzo editorial para publicarlos, pero, además, hacerlo con cuidado. Cuando se publica un relato inédito, hay que estudiar mucho alrededor de la obra. En este libro aparecen fotos de los manuscritos, a veces hay que hacer correcciones ortográficas y el trabajo de edición debe ser muy cuidadoso.
¿Por qué están los documentos de Elena Garro en Estados Unidos?
No estoy muy segura si fue Elena Garro o la familia, pero la universidad resguarda este tipo de documentos y los adquirió en algún punto. También hay novelas, cartas, diarios y es toda una sección y se pueden consultar las cajas por internet, de hecho, puedes acudir a verlas a la universidad con un permiso especial.
¿La familia tiene los derechos sobre todo esto?
Sí, lo que hace la Universidad de Princeton es resguardarlos, clasificarlos y hacer un trabajo de conservación. Deben estar en un lugar con condiciones específicas, entonces guardan los manuscritos de muchos otros escritores latinoamericanos y mexicanos para consulta.
Ediciones del Lirio, en coedición con la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla, han decidido reunir la obra de Elena Garro (1916-1998) en la colección “Cuadernos de Elena”. Las tres historias que se pueden leer en Relatos recobrados de Elena Garro son “Nunca mates a nadie, siempre hay dos ojos que te ven”, “Martín” y “Katrin y María”.
¿Qué te llama la atención de Elena Garro?
Fue una escritora muy profesional. Siempre buscaba hablar de aspectos de la realidad que le inquietaban, dependiendo la etapa de su vida, tenía una percepción del mundo no tan lineal, no cronometrada, sobre todo el tiempo. En la obra también se reflejan cambios en su vida y ella empieza a hablar del desarraigo, de los viajes, de la sensación de persecución y va cambiando de temas.
¿Qué características tienen los textos?
Se sitúan en un ambiente urbano, en donde las relaciones intrafamiliares muestran sus complejidades, que van de la felicidad a la violencia y de ahí al frenesí, sin perder la tensión con el contexto geopolítico del momento. En estos textos se podrán reconocer personajes y situaciones parecidas a las que Elena Garro narró en otros de sus libros, pero también historias que revelarán un nuevo rostro de la autora de Los recuerdos del porvenir.
¿Qué encuentras en los textos?
Otras resonancias con las obras de Garro. También es muy interesante preguntarse por qué no fueron publicados. Es un acercamiento a una escritora que admiro mucho, pero desde otro lado, no desde el libro publicado sino desde el borrador.
¿Existen temas en común?
Son relatos que tienen ciertas distancias en temáticas, pero mantienen a personajes femeninos que son protagonistas, en ellos podemos ver varios de los temas que estaban en la escritura de Garro como la dislocación del tiempo y la realidad, elementos fantásticos y distintos lugares con personajes femeninos, como ser mujer en un matrimonio o como ser mujer en el cuidado familiar.
¿Crees que vamos a descubrir cosas de Elena Garro que no sabíamos?
Es un gran acontecimiento porque nos permite llegar por otro lado a la escritora. Aquí podemos encontrar los cuentos como un material en bruto, esto nos puede llevar a hacernos muchas preguntas: ¿cómo habría salido el cuento si lo hubieran publicado? ¿En qué tipo de publicación? ¿Por qué relegó el cuento y prefirió otro? También es una especie de diálogo con la escritora. Gracias a que la edición tiene los manuscritos, además podemos ver su proceso de escritura, que era muy apretada, inclinada, un poco hacia la derecha, que le gustaba pasar los textos a máquina de escribir y sobre eso corregirlos. Todas esas marcas de su propia escritura las podemos encontrar dentro del libro.
Según recuerdo, la autora quemaba muchos de esos escritos.
Es complicado saberlo a ciencia cierta. No podemos saber con precisión si quemó sus manuscritos, pero lo que sí es cierto es que muchos textos se perdieron en sus múltiples mudanzas o en momentos en los que ella simplemente quería deshacerse de esos escritos y quizá escribir otra cosa, incluso, ella declara en entrevistas que no quiere escribir en algunos momentos.
¿Te dicen algo en especial?
Algo que también nos dicen estos manuscritos es la preponderancia en la escritura y cómo se abren paso a través de todas estas vicisitudes de la vida. El retomar una obra que había estado guardada hasta ahora, es como pensar que Elena Garro todavía sigue dándonos de qué hablar y dándonos qué leer.
Imagino que solo es el principio.
Hay muchos más manuscritos en Princeton, seguramente pueden hacer un trabajo de recuperación muy parecido y que sea en distintos géneros literarios. Me dijo el editor que ya está confirmado que se van a publicar las obras de dramaturgia y algunas novelas más de Elena Garro en Ediciones del Lirio.
CLAVE
“Elena Garro quemaba viejos papeles en la estufa de su casa ubicada en Ciudad de México. Recibos, cartas, notas, iban al fuego sin reparo. Estaba cansada de cargar con tanto de un lugar a otro. Pirómana desde niña, sin duda el espectáculo le causaba cierto deleite. Es muy probable que los textos inéditos que contiene este libro estuvieran por mucho tiempo guardados en algún baúl, y se salvaran más de una vez de la destrucción”, escribió Olivia Teroba en el prólogo del libro.
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