De acuerdo con información biográfica de los sitios “britannica.com” y “buscabiografias.com”, nació en el seno de una familia humilde, siendo el tercero de siete hijos, recibió la instrucción primaria de su madre y desde pequeño fue evidente su natural talento musical.
Por eso, después de trabajar en un taller mecánico, por las tardes cantaba en cafés y parroquias de su ciudad; a los nueve años de edad se incorporó a un grupo coral, y su primera lección musical formal la recibió a los 18 años, con Guglielmo Vergine.
Su madre murió cuando Enrico tenía 15 años y su padre se volvió a casar, y, de acuerdo con “buscabiografias.com”, su primera acción profesional ocurrió en la Catedral de Caserta, el 2 de febrero de 1895, cuando interpretó “La Traviata” y “Rigoletto”.
Sin embargo, según ambas fuentes, su debut oficial como cantante de ópera la realizó en 1894, en el Teatro Nuevo de Nápoles, donde participó en la obra “L'Amico Francesco”, de Mario Morelli. Su carrera fue meteórica los siguientes cuatro años.
Entonces se le pidió interpretar el papel de “Loris”, en “Fedora”, de Umberto Giordano, en Milán, y la sensación generada le abrió las puertas de teatros de Moscú, San Petersburgo y Buenos Aires, teniendo su debut en La Scala de Milán en 1900.
No obstante, indica la información de “britannica.com”, tras recibir una crítica opuesta en Nápoles, en la obra “El elíxir de amor”, “juró no volver a cantar” en esa ciudad, “y mantuvo su palabra”.
En su repertorio brillaban los personajes masculinos de las piezas “Adriana Lecouvreur”, “Germania” y “La fanciulla del Oeste”, así como “Le Maschere” y “El elíxir de amor” para La Scala de Milán.
Pero el reconocimiento mundial le llegó en 1902 al participar en “La Bohéme”, en Monte Carlo, y en “Rigoletto”, en el Covent Garden de Londres, última obra con la que hizo su primera aparición en el Metropolitan Opera House de Nueva York, el 23 de noviembre de 1903.