Los que escribimos novela policiaca tenemos que mostrar en cada novela el otro yo, diferentes historias con los mismos personajes y el mismo territorio narrativo, aseguró el escritor Élmer Mendoza, quien presentó anoche "Asesinato en el Parque Sinaloa", donde regresa su personaje icónico "El Zurdo" Mendieta.
En la librería Porrúa del Bosque de Chapultepec, el narrador sinaloense comentó que una de las claves de los que escriben obras policiacas es justamente eso que las novelas pueden parecerse pero nunca ser iguales.
“Cada una de ellas, al menos lo intento, tiene su propia personalidad y lo que más me cuesta de encontrar es eso, qué es lo que tengo que hacer para que sea diferente a la anterior, y a veces lo hago corriendo riesgos o perdiendo el control”, precisó.
Detalló que su forma de escribir una novela es preguntarse y plasmar algo diferente, como mezclar algo que no había hecho antes, pero que podría resultar, aunque no lo tiene claro.
“Generalmente, lo que he hecho, lo advierto hasta que escucho comentarios o pasan los meses y los lectores me empiezan a decir cosas y si lo conseguí, ellos se dan cuenta rápido, porque los críticos tardan un año o dos, pero ya estoy escribiendo otra novela”, dijo un poco bromeando.
“La parte definitoria de lo que sería la mentalidad de un novelista de novelas de acción, es superar y no hacer una única novela, sino que todas deben ser distintas, porque siempre quise tener un estilo de no escribir igual que los otros”, destacó Mendoza.
Por su parte, el escritor Eduardo Antonio Parra señaló que el retorno del "Zurdo" Mendieta es un hábito literario iniciado hace un buen número de años con la publicación de “Balas de plata”, novela inaugural de la saga.
Que siguió con “La prueba del ácido”, luego “Nombre de perro” y alcanzó su cuarta entrega con “Besar al detective”, y ahora se redondea, aunque no concluye “supongo”, con “Asesinato en el Parque Sinaloa”, donde el autor saca a su héroe de su hábitat natural Culiacán, para llevarlo unos cientos de kilómetros al norte.
A lo largo de estas cinco historias, autónomas, siempre inmerso en casos distintos y de variada intensidad, los lectores no solamente “hemos atestiguado la evolución interior del protagonista, a quien conocemos si se tratara de un miembro más de nuestra familia”.
“Para Élmer Mendoza las palabras con las que escribe no son tan solo instrumento descriptivo o narrativo, sino los elementos principales de un procedimiento donde se estiran al máximo las tensiones entre habla y literatura, entre identidad regional y carácter nacional”, concluyó el narrador Parra.