Ted Williams debió esperar 24 años tras su último turno al bate antes que los Medias Rojas de Boston colgasen su número en la fachada del Fenway Park. Bobby Doerr y Joe Cronin aguardaron 37 años, mientras que Carlton Fisk y Jim Rice esperaron 20.
El número 34 de David Ortiz se sumará a ese grupo la noche del viernes _ apenas 265 días después de que el ídolo dominicano se despidió del diamante de Fenway por última vez como pelotero.
“Ese corto lapso de tiempo es un símbolo de lo que todo el mundo considera ha sido el jugador más importante en la historia de los Medias Rojas”, dijo el presidente del equipo Sam Kennedy el jueves.
Los Medias Rojas retirarán el número de “Big Papi” previo a un partido contra los Angelinos de Los Ángeles. Será el undécimo número en la facha, y el tercero en tres temporadas.
Y, efectivamente, será menos de un año después que Ortiz puso fin a su carrera de 20 temporadas en las Grandes Ligas, que incluyó 14 campañas en Boston. Como bateador designado, ayudó a los Medias Rojas a ganar tres Series Mundiales, incluyendo el primer campeonato de la franquicia en 86 años en 2004.
La despedida de Ortiz derivó en un derroche de aprecio y reconocimientos a lo largo de la temporada, recibiendo obsequios en los estadios que visitaba y luego con un homenaje que abarcó un fin de semana en Fenway.
Este fin de semana se puso en marcha temprano, con el alcalde Marty Walsh dándose una vuelta en Fenway el jueves para el acto en el que se rebautizó una calle en honor a Ortiz.
Walsh dijo que “Big Papi” es una "leyenda dentro y fuera del campo", durante la ceremonia en el tramo de calle anteriormente llamado Yawkey Way Extension, cerca de Fenway. El nuevo nombre es David Ortiz Drive.
Ortiz señaló que el acto es un honor porque "esta ciudad significa mucho para mí _esta ciudad me trajo al punto donde me encuentro".
Walsh evocó cómo Ortiz levantó el ánimo en la ciudad tras el atentado terrorista perpetrado en el maratón de Boston de 2013, cuando tomó un micrófono en el montículo de Fenway y proclamó: “Este es nuestra (improperio) ciudad”.
“En uno de los momentos más sombríos de la ciudad, fue alguien que nos ayudó a levantarnos de inmediato”, dijo Walsh, al mismo que un par de autobuses rodaban cerca, con los estudiantes asomándose de las ventanas para gritar “¡Big Papi!”.