Hace más de una década, cuando era todavía un joven pelotero, Buster Posey no entendía por qué los Gigantes trataban de conectar a sus jugadores con la base de fanáticos que deseaba la oportunidad de conocer a sus ídolos.
Desde luego, ahora lo entiende. Aprecia la forma en que ha dejado recuerdos perdurables para numerosas familias. Sabe lo que es haberse conectado con una comunidad. E incluso está contento por el hecho de que haya tantos perros llamados Buster o Posey en el área de la Bahía de San Francisco.
Posey dio un emotivo adiós al béisbol, tras una destacada carrera de 12 años con los Gigantes, en la que ganó tres títulos de la Serie Mundial y guio a innumerables lanzadores destacados.
El receptor sobresalió también fuera del terreno, por su incansable compromiso para luchar contra el cáncer pediátrico y para ayudar a otros.
Parte del motivo por el que se retira a los 34 años, tras una de sus mejores temporadas, es que quiere pasar más tiempo con sus cuatro hijos. Y sin duda estará ocupado.
Posey decidió no disputar la campaña de 2020, abreviada por el coronavirus, después de que él y su esposa Kristen adoptaron a unas bebés nacidas en forma prematura. Tenían ya a dos mellizas mayores, Addison y Lee.
“Creo que el año de descanso probablemente sí incidió un poco en la decisión”, dijo Posey. “No me acerqué a la temporada y dije que definitivamente me iría... Sinceramente digo que no. Pero jugar como lo hice no me inclinó hacia la otra decisión. Pienso que esto es parte del motivo por el que me siento en paz con lo que decidí”.
Los Gigantes estaban dispuestos a ejercer la opción del club a fin de renovar el contrato de Posey por otro año y 22 millones de dólares si quería jugar. Sin embargo, el receptor sí habría coqueteado con la idea de marcharse desde antes de la temporada de 2021, en la que San Francisco logró 107 victorias.
MN