El duelo entre Atlas y Chivas es uno de los más pasionales en el futbol mexicano y así quedó demostrado con la última celebración de los seguidores del Rebaño.
Esto después de que la afición rojiblanca se apoderó del Centro histórico de la ciudad en una impresionante demostración de su dominio en Guadalajara, justo horas antes de un nuevo capítulo del Clásico Tapatío.
¿Cómo fue la fiesta previa al Clásico tapatío?
En las cercanías de la majestuosa Catedral Metropolitana, un nutrido contingente enarbolando banderas inundó el ambiente con cánticos, pintando el panorama de rojo y blanco y desatando una verdadera fiesta.
La pasión desbordada no se limita al terreno de juego del Estadio Jalisco este sábado. La batalla por el honor entre ambas aficiones comenzó mucho antes, demostrando su fervor por sus colores respectivos y añadiendo un toque de intensidad al compromiso.
Previamente, los seguidores rojinegros se congregaron en el histórico recinto de la Calzada Independencia para presenciar el último entrenamiento del equipo.
Aunque el equipo de las Chivas mantuvo un perfil discreto, la imposibilidad de ver a los jugadores en acción no impidió que familias y grupos de animación se reunieran para ofrecer la tradicional serenata previa, parte de la tradición futbolera de la ciudad y del folclore tapatío en torno al "deporte más bello del mundo".
Alrededor de las 19:00 horas, las franjas rojas y blancas empezaron a congregarse, atrayendo la atención tanto de locales como de forasteros. Algunos pasaron de largo con indiferencia, mientras que otros se dejaron contagiar por el entusiasmo y se unieron a la espectacular serenata.
Más tarde, un mariachi se sumó a la celebración para amenizar el ambiente. "Sigo siendo el rey" fue la frase que resonó y avivó aún más los ánimos. Luego, surgió el infaltable "si quieres pásame su número y le marco", de la canción "Te deseo lo mejor", himno del Rebaño, mientras las banderas ondeaban, las bengalas iluminaban el cielo y los fuegos artificiales estallaban.
El entusiasmo era palpable en los rostros de las familias reunidas, pero la verdadera fiesta no comenzó hasta que aparecieron los tambores.
La esperanza está puesta en un solo objetivo: que el Rebaño pueda conseguir su quinta victoria consecutiva, lo que les aseguraría un lugar en la Liguilla y confirmaría que Guadalajara es territorio chivahermano. Mientras se definen las acciones en el terreno de juego, las festividades en torno al derby buscan motivar desde fuera de la cancha y exigir que el equipo muestre su mejor versión.
IZN