CIUDAD DE MÉXICO.- La mañana comenzó con esa sensación de frío en la Ciudad de México. El invierno sigue arreciando y la sensación de quedarse en la cama era superior a las demás. En Ciudad Universitaria, el encuentro entre Pumas y Atlas, la obligación por tres puntos para mantener esperanzas y posibilidades de a mediano plazo, acceder a la Liguilla. El sol, que salió de a poco, favoreció a los visitantes que rescataron un punto: 2-2.
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El futbol es injusto y muchas veces cruel. Universidad Nacional tuvo un par de recambios en su oncena de arranque y dos adolescentes fueron los protagonistas. Diego Rosales fue improvisado, a perfil cambiado, como lateral por izquierda, en tanto que Brian Figueroa convenció a David Patiño, para ser el media punta detrás de Felipe Mora. A pesar de su esencia histórica, es extraño que el equipo priorice a sus muchachos.
La oportunidad ante el apremio de lesiones y dudas sobre los titulares podría terminar por beneficiar a los novatos y a los mismos Pumas. Habían pasado cuatro minutos del silbatazo inicial, cuándo Figueroa intentó conectar con Felipe Mora, pero la presión de la zaga atlista minimizó todo a un embate sin éxito, que adoleció de coordinación entre ambos. Rosales, por su parte, más sobrio.
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