Sobreponerse a la incertidumbre. Adaptarse al cambio. Dichas características, sumadas al deseo de trascender con una postura protagonista, dan como resultado a Edgar Mejía, un camaleón que se encuentra a cargo de Chivas femenil. A pesar de todas las salidas en pretemporada, su Rebaño continúa en los primeros puestos de la liga.
La filosofía de Edgar inicia siempre en el lado humano. De sus padres aprendió las virtudes de la docencia, y de la decena de entrenadores que tuvo en su carrera supo separar lo bueno y lo malo.
“Con el que no fue lo táctico fue lo técnico, con el que no fue lo técnico fue la gestión de grupo. Creeme que tengo lista a puño y letra que siempre estoy recabando información, cuando me acuerdo de un detalle lo anoto para que no se me pase, que posiblemente me puede funcionar esto o lo puedo modernizar de tal o cual manera”, cuenta.
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Su etapa en Chivas femenil inició antes de su ciclo como primer entrenador del equipo. Edgar era habitual en las prácticas del equipo cuando Luis Fernando Camacho estaba al mando de las rojiblancas. Ha pasado tiempo desde entonces y la humildad lo caracteriza: “Hoy en día quizás yo estoy cosechando lo que hicieron otros entrenadores, no me puedo colgar la medalla solo”, dice Mejía, que ni enterado estaba de que su gestión ha cosechado 51 de 61 puntos.
Pocos equipos pueden reponerse a 11 bajas. Para Mejía significó una revolución que puso a prueba su capacidad como entrenador: “Había bajas contempladas, otras no, y primero parto de algo: no me aferré a la zona de seguridad que entre comillas tenía, porque no llevaba dos años con el equipo. Si me hubiera aferrado al 4-3-3 hoy en día nos costaría, sería casi imposible estar sacando los resultados que sacamos. Mi trabajo como entrenador es ver más a lo lejos, tengo que ser el que ve más allá de todo”, reveló.
La comunicación y la confianza que le transmitió su cuerpo técnico fue clave para tomar la decisión táctica más importante que ha tomado hasta ahora: “Decidí cambiar de sistema desde el primer día de pretemporada allá en Manzanillo.Lles dije: 'a partir de hoy cambiamos el sistema. Todo va a cambiar, que no les extrañe'. No es fácil porque para algunas es lo mismo, es prácticamente hacer lo mismo pero hay tres, cuatro posiciones que casi es lo mismo pero las funciones y las zonas son diferentes, hay que funcionar diferente, tiene que haber otro tipo de asociaciones, otro tipo de pases, otro tipo de acompañamiento completamente diferente”, afirmó sobre la conversación que tuvo con sus jugadoras.
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“Les dije '¿saben qué?, me gustaría que tuvieran más herramientas', ese va a ser un reto para mí como entrenador, salirme de una zona que tengo dominada, vámonos con otro sistema, es aprendizaje para todos, va a costar un poquito pero por favor, desde ahora todo piensen en esto, en el sistema, todo va al sistema. El primer mes se fueron acoplando porque cambia todo, porque todo, cada decisión, tiene que ir al sistema. Nada está por encima del sistema”. El poder de convencimiento fue clave para que Chivas se adaptara a una dinámica diferente.
Mejía tiene muy claro que la capacidad de adaptación está a la orden del día y sucede siempre. “El sistema se arma con base en los jugadores. Yo puedo traer en la cabeza un 4-4-2, un 4-3-3, un 4-4-1-1, un 4-1-4-1, super marcado y dominado, pero si no tengo a las jugadoras no me va a dar. Aunque lo implante, seguramente de repente podrán sailir cosas buenas pero no va a salir. Hacer un sistema nuevo, hacer trabajos diferentes, incorporarlos y modificarlos para que funcionen, eso tambien es un reto para mí como entrenador”, explica, motivado por el reto que supuso este nuevo torneo.
El resultado: un equipo identificable, que sabe a lo que juega, y que evitó una crisis gracias a sus capacidades camaleónicas, heredadas por su entrenador.
CGE