La FIFA envió el viernes al fiscal general suizo 1.300 páginas de informes sobre la investigación interna de posibles sobornos y corrupción.
Sin embargo, la organización que rige el fútbol mundial dijo que por motivos legales no podía publicar todos los documentos ni hacer comentarios sobre las pruebas o conclusiones.
Los documentos completan una pesquisa de 22 meses de la firma legal Quinn Emanuel, contratada por la FIFA después de que Estados Unidos y la fiscalía federal suiza revelaran en mayo de 2015 amplias investigaciones sobre la corrupción en el mundo del fútbol.
La FIFA ha dicho que el bufete estadounidense, cuya contratación ayudó a aumentar en 30 millones de dólares los gastos legales publicados de la entidad, es clave para ayudar a conservar su posición institucional de víctima de la corrupción, y no cómplice.
"La FIFA entiende y ha aceptado que los reportes también se proporcionen a las autoridades estadounidenses", señaló la organización en un comunicado.
El caso estadounidense fue anunciado por la ex secretaria de Justicia de Estados Unidos, Loretta Lynch. Sin embargo, los reportes encargados por la FIFA llegarán al Departamento de Justicia y a la fiscalía de Brooklyn bajo nuevos responsables, unos meses después de que el presidente Donald Trump iniciara su mandato.
El fiscal general suizo, Michael Lauber sigue al mando de la investigación de su oficina, que ya ha abierto casos penales por supuesta administración desleal contra el expresidente de la FIFA, Joseph Blatter, y el que fuera su mano derecha, Jerome Valcke.
Blatter y Valcke, secretario general de la FIFA desde 2007, fueron suspendidos de sus cargos en septiembre de 2015 y después inhabilitados para trabajar en el fútbol por el comité de ética de la organización.
No está claro qué otros directivos de la FIFA o presidentes de federaciones en todo el mundo podrían verse implicados y finalmente procesados en función de los reportes.
Tras una pesquisa interna el año pasado, la FIFA acusó de autocontratación a Blatter, Valcke y al veterano director financiero Markus Kattner por acordar sus propios salarios y primas por el Mundial por valor de 80 millones de dólares. La FIFA despidió a Kattner el pasado mayo.
En los documentos, la FIFA no hace un juicio sobre qué individuos podrían o deberían ser procesados, según una persona familiarizada con su contenido. La persona, que habló bajo condición de anonimato porque los reportes son confidenciales, también dijo que algunos testigos clave se negaron a declarar.
Aun así, la oficina de Lauber ha "reconocido la estrecha y consistente cooperación de la FIFA", según un comunicado de la FIFA.
Lauber también fue clave para mantener en secreto el contenido de las más de 1.300 páginas de reportes de la FIFA y las más de 20.000 páginas de pruebas para mantener la integridad de la investigación de su equipo.
La oficina del abogado suizo criticó el año pasado a la federación alemana de fútbol por publicar un informe completo de 361 páginas sobre supuesta corrupción relacionada con la organización del Mundial de 2006. Al publicar tantas pruebas, afirmó la fiscalía suiza en esa ocasión, se aumentó el "riesgo de colusión" de sospechosos como el astro del fútbol Franz Beckenbauer.
La investigación suiza sobre los organizadores del Mundial de Alemania derivó del caso más amplio sobre la FIFA, lanzado oficialmente en Suiza en noviembre de 2014. Entonces, Blatter y los jueces del comité de ética de la FIFA enviaron a Lauber informes de una pesquisa sobre los procesos de selección de los mundiales de 2018 y 2022, dirigida por el ex fiscal estadounidense Michael Garcia.
La fiscalía suiza ha revisado al menos 172 supuestas transacciones de blanqueo de dinero a través de bancos suizos, en un caso que podría durar hasta cinco años, según la oficina de Lauber.
Por su parte, el caso en Estados Unidos comenzó años antes y tiene como testigo estrella al exmiembro de comité ejecutivo de la FIFA Chuck Blazer, el estadounidense que alcanzó mayor jerarquía en el organismo durante el mandato de Blatter. Blazer dirigía la CONCACAF, la confederación norteamericana de fútbol, desde apartamentos en la Trump Tower de Manhattan y rara vez presentó declaraciones fiscales.
Las autoridades de Estados Unidos han acusado u obtenido declaraciones de culpabilidad de más de 40 directivos de marketing y del mundo del fútbol, como varios ex vicepresidentes de la FIFA procedentes de distintas partes de América.
El caso gira principalmente en torno a sobornos relacionados con torneos regionales y partidos de clasificación para el Mundial disputados en Latinoamérica. También tiene una conexión directa con la FIFA en pagos por valor de 10 millones de dólares a través de sus cuentas y autorizados por Valcke en 2008.
La fiscalía se basa en el testimonio de Blazer para alegar que el dinero era un soborno canalizado desde los organizadores sudafricanos del Mundial de 2010 a cambio de votos de delegados de la CONCACAF en el comité ejecutivo de la FIFA a la hora de elegir la sede del torneo.
Las personas que han admitido culpabilidad ante las autoridades estadounidenses han aceptado multas por valor de más de 200 millones de dólares.
La FIFA reclamó el año pasado parte del dinero como indemnización y para cubrir gastos legales, basándose en el "daño a sus activos intangibles, reputación y relaciones corporativas".