Todos listos: se avecina el tercer episodio de los duelos de playoffs entre Patrick Mahomes y Josh Allen.
Sólo que esta vez habrá un giro. Y no, no involucra la posibilidad de ver a Taylor Swift en alguno de los lugares más populares para degustar alitas de pollo al estilo de Buffalo.
El cambio más significativo desde el punto de vista deportivo involucra el hecho de que los Chiefs de Kansas City (12-6) dejarán la gélida comodidad del estadio Arrowhead en enero para viajar a los confines igualmente fríos y más nevados del Highmark, a fin de disputar el domingo por la noche la ronda divisional de los playoffs.
En vez de escuchar el coro de los “tomahawks”, los Chiefs percibirán las muestras de hostilidad de un público más conocido por arrojar mesas plegables y que celebró la paliza propinada por Buffalo a Pittsburgh en playoffs lanzando bolas de nieve el lunes, como si se tratara de confeti.
Éste será el segundo viaje de Mahomes al oeste del estado de Nueva York, tras el triunfo conseguido por los Chiefs 26-17 en la campaña regular de 2020. Pero será el primer encuentro auténtico de playoffs que el quarterback dispute como visitante.
Y será en Buffalo, donde los Bills (12-6) y sus seguidores han imaginado desde hace años que la ventaja de local podría cambiar la situación, después de que dos de sus últimas tres aventuras de playoffs concluyeron en Kansas City.
Una fue con un resultado desigual de 38-24 en la final de la Conferencia Americana, luego de la temporada de 2020.
Más descorazonador fue el revés por 42-36 en tiempo extra, sufrido un año después, en la ronda divisional. Los fanáticos de los Bills recuerdan aquel encuentro como el de los “13 segundos”.
Ése fue el tiempo que quedaba en el tiempo regular y que bastó a los Chiefs para recorrer 44 yardas en dos jugadas, antes de un gol de campo de 49 yardas de Harrison Butker. Kansas City ganó el cara o cruz y anotó en la primera ofensiva del tiempo extra.
Ello llevó a que la NFL cambiara sus reglas de playoffs. Ahora, el equipo que pierde en el lanzamiento de la moneda tiene una posesión para buscar el empate si el otro conjunto anota primero en el alargue.
La pesadilla fue tal que, hasta la fecha, el entrenador de los Bills Sean McDermott se niega a revelar qué salió mal en la decisión del equipo de patear hasta la zona de anotación en vez de hacer un despeje corto después de que Gabe Davis anotó su cuarto touchdown para dar la ventaja a los Bills.
En esta campaña, Buffalo se ha ganado el derecho de ser anfitrión en el partido, gracias a su victoria del 10 de diciembre sobre los propios Chiefs. Ello encendió una racha de cinco triunfos de los Bills para cerrar la temporada, con lo que aseguraron su cuarto cetro consecutivo en la División Este de la Conferencia Americana.
Pero los Bills saben muy bien que deben ser cuidadosos con lo que desean. Están al tanto de que vencer a los Chiefs no será fácil, luego de dividir honores en sus seis duelos previos desde 2020, incluyendo los playoffs.
“Hemos tenido nuestras batallas al paso de los años, y ésta será otra. Quiero decir, uno observa lo que ellos hicieron la otra noche. Fueron dominantes”, dijo McDermott, en referencia al triunfo de 26-7 obtenido el sábado por los Chiefs sobre Miami. “Tenemos que descansar y estar un poco más saludables. Si lo logramos, tendremos que estar listos para jugar”.
AM