El Inter de Milán es uno de los candidatos a todo en Italia. Su manera de competir, su lectura de los partidos y su efectividad le convierten en uno de los equipos más completos también en Europa, aunque su traspiés en la fase de grupos le ha deparado un sorteo complicado ante el Atlético de Madrid, un duelo abierto de par en par que los 'nerazzurri' encaran con la confianza que les otorga el haber sido finalistas de la pasada edición.
El Inter se podría definir como una máquina de matar italiana. No necesita ser excesivamente superior a su rival para hacerle daño. Ni si quiera tener el control absoluto. Es un equipo tenaz, sólido, resiliente y, sobre todo, eficaz de cara a puerta. En cuanto encuentra una grieta, percute hasta provocar una hemorragia total.
El ejemplo más reciente es su partido de este domingo ante el Lazio. Controlaba el duelo el combinado romano, pero con dos zarpazos los tres puntos viajaron a Milán. Son solo 7 goles encajados y 39 a favor, lo que le convierte en el equipo más goleador y en el menos goleado de Italia. No hay equipo con esos números, que marque tanto y encaje tan poco, en el resto de las cinco grandes ligas.
Tener una plantilla tan completa, si le respetan las bajas, también ayuda. Porque el Inter es un proyecto deportivo sólido. Ha encontrado estabilidad con una plantilla balanceada que, aunque con una columna vertebral evidente, puede rotar sin problema por lo profundo de su armario.
Con Lautaro Martínez como eje principal, capitán y figura indiscutible para el técnico Simone Inzaghi, el Inter lo tiene más fácil. Porque su delantero, su líder absoluto, atraviesa un estado de forma fantástico, un momento de madurez total que le permite exprimir su mejor juego en favor de sus compañeros. No solo marca, sino que asiste, oxigena en salida de balón y su presión alta e incansable complica sobremanera el juego del rival.
Acompañado por Marcus Thuram, han formado una sociedad muy completa de manera un tanto inesperada, pues el rendimiento del galo ha superado todas las expectativas. Además, en el banquillo, Alexis Sánchez y Marko Arnautovic completan la ofensiva.
En el centro del campo el trío titular se dice de carrerilla en el seno interista. Hakan Calhanoglu, Henrikh Mhkitaryan y Nicolo Barella son indiscutibles de inicio. Si están bien, son un argumento muy sólido para la victoria.
Se intercambian posiciones constantemente, son mediocentros llegadores y que aportan profundidad con desmarques al espacio. Y Calhanoglu, además, es un peligro desde la larga distancia. Davide Fratessi, internacional con Italia, se postula como un suplente casi de lujo, un hombre de rotación que podría ser titular.
La zona defensiva está caracterizada por un línea de tres centrales y dos carrileros de ida y vuelta. Son profundos en ataque, pero defienden cuando toca.
Con la baja de larga duración del colombiano Juan Cuadrado, es Benjamin Pavard el que toma enteros como central, junto a Francesco Acerbi y Alessandro Bastoni, para dejar el carril derecho a Matteo Darmian. Por la izquierda el siempre fijo Federico Dimarco, un puñal y uno de los máximo peligros ofensivos de los interistas.
Además, el Inter cuenta con un seguro bajo palos como Yan Sommer, que ha suplido con creces la marcha de André Onana. Solo ha encajado 7 goles en Serie A, el portero que menos ha recibido; y 5 tantos en Liga de Campeones, 3 de ellos en el mismo partido ante el Benfica.
Línea por línea el Inter tiene jugadores peligrosos y de calidad, pero es en el engranaje donde cada pieza cobra sentido y eleva el techo competitivo de club. Fue así como llegaron a la final de la pasada edición y como ahora en Italia se pasea como una máquina de matar.