El oportunismo de Phil Foden, su noveno tanto en la Premier League aprovechando un balón muerto a la potencia sin premio de Erling Haaland, salvó un mal día del Manchester City, dando forma al triunfo sufrido de Pep Guardiola sobre Andoni Iraola, que desfiguró en la segunda parte a su rival y mereció un mejor resultado.
Acecha el Manchester City al Liverpool, a un punto del liderato, tras un partido del que sólo recordará el resultado. Quizá el sufrimiento como lección para mejorar en los momentos decisivos de la temporada. La defensa de corona de la 'Champions' y la 'Premier' demandará una versión mejor.
Cierto es que Guardiola reservó de inicio a futbolistas como De Bruyne, Julián Álvarez o Doku. Dejó sin minutos a Walker y Grealish. Inventa una demarcación para Stones, cerca de Rodri, en la que tuvo incidencia. Apareciendo con firmeza en labores defensivas. Atacando el espacio en sus apariciones ofensivas. Pero si en un equipo de tanta calidad el mejor es un defensa reconvertido a centrocampista, mala señal.
Era un síntoma de protección y respeto de Pep hacia Iraola. Aumentó el músculo y quiso frenar las transiciones de un Bournemouth peligroso en tres cuartas partes del campo. Lo consiguió en el primer acto. Aunque el duelo se afease. Con posesión abrumadora del City (hasta el 70%), las defensas imponiéndose salvo cuando Foden metía electricidad.
Sacó del letargo a todos con una prolongación perfecta al movimiento de Haaland, en uno de esos días de pelea, de exhibición física del gigantón noruego pero desacierto en la definición. Mandó al limbo la primera, a los nueve minutos, apostando por la potencia en lugar de la colocación.
El Bournemouth, atenazado hasta el segundo acto, dejó claro que si el partido entraba en un intercambio de golpes lo aceptaba de buen grado. Ederson se lucía en un vuelo para sacar arriba el zurdazo desde fuera del área de Kerkez segundos después de la ocasión marrada por Haaland.
Tardó 19 minutos en chutar a puerta el equipo de Guardiola, con un disparo centrado de Foden, que desequilibró la balanza a los 24. El 'factor Haaland' del que sacan provecho sus compañeros cuando no acierta en la definición. Ganó el duelo a Senesi en el choque de trenes, chutó de zurda y el rechace de Neto fue oro para Foden.
El castigo del gol sembró las dudas por momentos al equipo de Iraola. Se tambaleó cuando vio de cerca el segundo, tras un disparo de Rodri que, de rebote, cayó a Bernardo Silva que acariciaba el poste con su disparo de zurda. Sin embargo, el descanso le sentó bien. Se quitó de encima el miedo a la derrota, atenazado por una racha de siete partidos sin ganar en liga, y cambió el panorama en el segundo acto.
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El encuentro pasó a ser incómodo para el City. Alejado de su dominio del balón. Endeble con defensa de tres, dejando espacios que atacó bien el Bournemouth. Se quitó las ataduras para zarandear por momentos a los de Guardiola. La figura de Ederson emergió. Con una estirada al disparo de Ryan Christie, firme abajo ante el intento lejano de Kluivert.
No le quedaba otra a Iraola que tomar riesgos, consciente del peligro que tenía dejar espacios a Haaland. El noruego se frustró cuando Zabarny desde el suelo, tras salir despedido en un choque con el noruego, salvaba el segundo. Tan firme como Neto con su mano abajo para sacar el zurdazo escorado antes de ser sustituido.
El intento frustrado de meter cloroformo al partido por parte del Manchester City fue respondido con fútbol directo del Bournemouth, sin fortuna en el momento clave. Perdonó Tavernier dos acciones claras de gol, Ederson sacó sobre la línea un testarazo en el segundo palo tras córner de Solanke y Enes Ünal, que se estrenaba en la Premier, acarició el poste con un testarazo en el minuto 90. El acecho se quedó sin un merecido premio.
AM