En 2017, el ex futbolista y ex seleccionado mexicano, Rafael Márquez vivió uno de los peores momentos y no gracias a las lesiones o porque haya salido de un club, sino que en aquel año el Departamento del Tesoro de Estados Unidos comenzó una investigación en su contra por supuesto lavado de dinero, motivo por el cual le congelaron sus cuentas.
De acuerdo a la investigación, El Káiser no era el único en la mira, sino también el cantante mexicano Julión Álvarez, donde los acusaban de ser prestanombres o testaferro del narcotraficante Raúl Flores, presunto líder cártel de Sinaloa y del cártel de Jalisco Nueva Generación.
"Ni perdón te piden después de que te chingaron tu imagen"
Casi un año después, la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público descongeló las cuentas del ex capitán de la selección mexicana tras ser eliminado de la lista de personas bloqueadas; una situación que nunca olvidará el ahora analista.
“Yo ya (la libré), fue un madrazo porque obviamente no te la esperas y tu siendo o intentando ser un ejemplo para los demás, que casi casi ni pasarte un alto, güey.
Yo digo siempre que por algo pasan las cosas, al principio sentí que por qué yo, qué hice para merecer esto, pero al final de cuentas salí adelante con la cabeza arriba”, comentó Márquez Álvarez en entrevista con el Escorpión Dorado.
Aficionados pagaron su cuenta en un restaurante
Su problema legal era conocido por todo el mundo, pues fue una noticia que impactó a nivel nacional, ya que es uno de los mejores futbolistas de México, por lo que le causaba conflicto salir de casa, hasta que un día decidió ir a cenar con su esposa a un restaurante, lugar en el que aficionados tuvieron un enorme gesto con ellos.
“Duré un tiempo en el que no sabía qué hacer, si salir o no salir, el qué dirán y la chingada, hasta que dije, yo no tengo nada que esconder y fui con mi esposa a cenar ahí en Guadalajara y llegas y obviamente toda la gente te empieza a ver, empieza a especular y tu ni puta idea qué están diciendo.
Terminando la cena pido la cuenta y me dicen ‘no, ya la pagaron la mesa de aquel lado’ y también la mesa de aquel lado me dice que si quieres tomar algo que ellos invitan’, ahí es cuando casi se me salen las lágrimas.
Eso vale mucho más que la chingadera que me hicieron”, apuntó Rafa
Rja