El Cristo Redentor de Río de Janeiro se iluminó este miércoles con los colores verde y amarillo de la selección brasileña de fútbol para recordar el 30 aniversario del cuarto título mundial conseguido tal día como hoy en Estados Unidos.
El monumento más icónico del país rindió así tributo a Romário, Bebeto, Dunga, Branco y al resto de héroes del Rose Bowl, donde se impusieron a Italia en la tanda de definición de cobros penales, tras un 0-0 al cierre de la prórroga de la final del Mundial FIFA de 1994.
El homenaje llega en un momento difícil para una Canarinha que ha perdido la hegemonía en Sudamérica ante selecciones como Argentina, Uruguay o Colombia.
Brasil cayó en la definición por penales ante Uruguay en los cuartos de final de la más reciente Copa América, que revalidó el domingo pasado Argentina, en un nuevo revés que se suma a las eliminaciones prematuras en los Mundiales de Rusia 2018 y Qatar 2022.
Decepciones a las que hay que sumar la derrota en el Maracaná de Río de Janeiro en la final de la anterior edición de la Copa América, en 2021, frente a la Albiceleste de Lionel Messi.
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Con cierto aire de nostalgia, la Confederación Brasileña de Fútbol (CBF) ha querido en este día despertar el espíritu vencedor de la plantilla que se coronó el 17 de julio de 1994 en el estadio Rose Bowl de Pasadena ante más de 90.000 espectadores.
"Me gustaría felicitar a todos los jugadores y miembros del cuerpo técnico que participaron en esa gesta histórica. Es una alegría volver a ver las emocionantes jugadas y redescubrir la alegría que nos dieron hace 30 años", afirmó el presidente de la CBF, Ednaldo Rodrigues, en una nota.
Ese título puso fin a una sequía de 24 años desde que Pelé tocase el cielo por tercera vez en México 1970.
Aquel 1994, el grupo dirigido por Carlos Alberto Parreira hizo posible que Brasil se convirtiera además en el primer país con cuatro títulos mundiales.
Ocho años después, la generación de Ronaldo Nazário, Rivaldo y Ronaldinho lograría la quinta estrella en el Mundial de Corea y Japón.
El homenaje en el mayor símbolo turístico del país, cuya imponente figura estilo Art Decó también ha servido para exhibir mensajes de concienciación sobre las más diversas causas sociales, contó con la colaboración del Santuario Arquidiocesano Cristo Redentor.