Luego de una primera parte sin muchas emociones, el segundo tiempo del Croacia contra Albania se convirtió en una montaña rusa de emociones, misma que incluyó algunas remontadas que parecían irreversibles, como la que concretó Albania, quien en el minuto 95 impidió que Croacia se quedara con los tres puntos y comience a pensar en el fin de una era en el combinado de Zlatko Dálic.
Croacia pasó de una absoluta felicidad a la decepción y desolación en unos segundos, esto debido a que, con un autogol de Gjasula, los habían podido revertir el marcador, el cual pasó de un 0-1 a un 2-1, sin embargo, con el gol de último minuto, se selló un empate que para los croatas sabe más a derrota.
Ahora Croacia tiene una oportunidad más, pero se dibuja complicada, ya que tienen que vencer a Italia para poder aspirar a un segundo lugar o a ser uno de los mejores terceros lugares y así poder avanzar a la siguiente fase y no despedir pronto a Luka Modric en la que podría ser su último torneo con su selección.
¿Cómo fue el partido entre Croacia y Albania?
Durante todo el acto inicial, todas las dudas que generó Croacia en su estreno ante España aparecieron de nuevo. Su tropezón frente al equipo de Luis de la Fuente podía ser una excepción, un pequeño sobresalto dentro de un grupo corajudo que ha salido adelante a lo largo de los últimos lustros en situaciones de auténtica emergencia. Pero esas señales de agotamiento generacional que salieron de su estreno en la Eurocopa se mantuvieron contra Albania durante 45 minutos.
Zlatko Dálic tampoco quedó muy satisfecho del partido que completaron sus jugadores y registró varios cambios en su alineación. Recompuso su defensa: quitó a Pongracic y trasladó a Gvardiol del lateral izquierdo al centro de la zaga; colocó a Perisic en su lugar, en un intento de conseguir más llegada y profundidad por su zona; hizo lo mismo en la derecha, donde ubicó a Juranovic y sentó en el banquillo a Stanisic. Arriba, fuera Budimir y dentro Petkovic.
El resto, los mismos. Incluidos parte de los cimientos de una generación que ya apunta a su fin. Modric, Brozovic y Kovacic, se quedaron para gobernar el centro del campo. Ellos, tristemente, fueron parte del problema en la primera parte, en la que se mostraron muy previsibles y con una espesura desesperante. Movieron a Croacia con mucha lentitud y parsimonia. Y hasta Modric, casi siempre infalible, se equivocó en varios pases aparentemente sencillos.
Albania tuvo también su cuota de protagonismo. No todo fueron desaciertos de Croacia, porque el equipo de Sylvinho planteó un duelo inteligente. Ya enseñó la pata ante Italia y mantuvo su tónica de equipo difícil, combativo y ordenado. En esta ocasión cambió delantero por delantero, Manaj por Broja, un hombre de mucha más envergadura para retener balones de espaldas y fijar defensas. Sylvinho, sin duda, consiguió durante la primera parte su objetivo: anular por completo a su rival.
Y mientras Croacia jugaba sin rumbo, envuelta en una nebulosa muy peligrosa, Albania aprovechó su momento, que al final fue toda la primera parte al completo, para marcharse al descanso por delante en el marcador (0-1). El tanto lo marcó Laçi, que cabeceó a la red un buen centro de Asani desde la banda derecha. Después, Livakovic, se encargó de mantener a su equipo con un hilo de vida: primero con un paradón en un mano a mano ante Bajrami y después, al filo del descanso, de nuevo, con un guante salvador frente a un cabezazo a bocajarro de Manaj.
Croacia aún no había muerto. Se intuía la hecatombe, pero tenía otra oportunidad. Tal vez la última. Dalic intentó un cambio de rumbo y dejó en la caseta a Brozovic y Majer. Entraron Pasalic y Susic para acabar con la parsimonia y la falta de electricidad croata. Y la realidad es que la entrada de ambos dio un impulso al combinado balcánico, renovado y por fin con más verticalidad para abordar una remontada que se antojaba muy complicada.
Precisamente, fue Susic el primero que consiguió inquietar a Albania. Casi nada más salir del vestuario, enganchó un disparo desde fuera del área que salvó Strakosha. Y no fue un espejismo, porque Croacia por lo menos dio la sensación de peligro con el equipo de Sylvinho, ahora sí, embotellado en su parcela de juego aguantando el chaparrón de cualquier manera. Aún así, hasta la salida de Budimir en el último tramo, el equipo de Dalic no obtuvo su premio.
El delantero de Osasuna hizo un trabajo excepcional como hombre ancla y, en una de sus apariciones, consiguió habilitar a Kramaric ante Strakosha, que no pudo evitar el tanto del empate. Y poco después, se deshizo de un defensor dentro del área, llegó a la línea de fondo, echó la pelota atrás y Susic remató a portería. La pelota rebotó en Gjasula y aparentemente se obró el milagro que necesitaba Croacia.
Sin embargo, en un último empuje desesperado de Albania, Gjasula volvió a acaparar protagonismo con un remate que hundió a sus rivales y que provocó la algarabía entre sus compañeros. Modric, en el suelo, desolado, dejó una imagen que podría repetir ante Italia si su equipo no reacciona con una victoria.
DR