El clásico tapatío es un claro ejemplo de lo distintos que pueden ser dos equipos por muchas razones. Desde la concepción de la institución, los valores, las tradiciones y en este caso hasta las estrategias de sus banquillos. Ricardo Cadena y Diego Cocca, ambos con un 5-3-2 asentado, presentan un mismo esquema, pero diferentes sistemas.
El argentino ya ha dicho con anterioridad que el técnico que más lo marcó fue Ricardo Antonio La Volpe. El *Bigotón, siempre que ha podido, ha pregonado con una línea de tres en el fondo y dos carrileros, algo que Cocca ha aceptado para poder adoptar un plan reactivo y competir ante cualquiera.
La organización defensiva y el juego directo son las dos principales banderas de los rojinegros; con Camilo Vargas y Julio Furch ambas situaciones se facilitan. Las otras piezas, igual de importantes, han complementado a las dos principales figuras del conjunto para hacer de Atlas un equipo reconocible.
Los argumentos de Cocca empezarán a ponerse en juego cuando no pueda contar con algunas de sus figuras y tenga que buscar escenarios para no verse en desventaja en cuanto a la calidad individual. La partida de Jairo Torres lo dejó sin una de sus herramientas características, aunado a las dudas en la línea defensiva.
Ricardo Cadena, por otro lado, renuncia, en principio, a una de las características principales de un entrenador institucional. El Guadalajara, que muchas veces ha convivido con el 3-4-3 o el 4-3-3, ahora se apoya también en un 5-3-2. Y es que claramente el mexicano antes de ser institucional, primero es entrenador.
Cadena buscó la manera de brindarle a Chivas mayor organización defensiva y potenciar a sus mejores jugadores. Entendió que las demandas del Rebaño no están acompañadas de las características de Sergio Flores como mediocentro del equipo y creó un mediocampo más autosuficiente con Eduardo Torres, Fernando Beltrán y Jesús Angulo.
Aunque el Guadalajara buscaba siempre ofender con tres atacantes, Ricardo se ha sentido cómodo solamente con Alexis Vega y Roberto Alvarado. La tendencia del primero de tirarse a la banda y la velocidad del otro los han convertido en amenazas al contragolpe e incluso los ha hecho impredecibles.
Chivas y Atlas, en el campo como fuera de él, se revelan a sí mismos. Tan similares como diferentes, tanto por el lugar geográfico y sus aspiraciones, como por sus colores, fundamentos e ideologías futbolísticas.
SARB