Ya disfruta el Arsenal del impacto de un fichaje de la dimensión de Gabriel Jesus, que desbordó al Leicester en apenas media hora, con un golazo primero y con un cabezazo después; dos tantos incontestables que disparan al conjunto londinense con un pleno de dos victorias y seis goles a favor, un ritmo altísimo y un fútbol imponente con el que resolvió el duelo en el primer tiempo para sostener las diferencias en el segundo, cada vez que su rival redujo el marcador (4-2).
En el trepidante fútbol del conjunto de Mikel Arteta, que corrió, combinó, desbordó, presionó y sometió a su adversario en la primera parte, el atacante incorporado del Manchester City encaja a la perfección, más aún cuando encima es capaz de inventar un gol apenas de la nada, prácticamente sin espacio para armar la pierna, rodeado de rivales dentro del área, con el toque perfecto con el interior del pie derecho para conectar con la escuadra contraria. Imparable.
El Arsenal ya había lanzado su juego mucho antes. Avisado por Fofana en los instantes iniciales, cuando Ramsdale surgió salvador para los 'gunners', su reacción devoró al Leicester, sostenido primero por una parada de Ward, cuando Saka propuso un centro perfecto para el testarazo al otro lado de Xhaka, y superado después por el golazo en el minuto 22 de Gabriel Jesus, que repitió sobrepasada la media hora con el cabezazo del 2-0, aparte de participar activamente después tanto en el 3-1 como en el 4-2.
Al delantero brasileño, rematador solo en el segundo palo de un córner, goleador en sus dos primeras oportunidades, le faltó pegada después, entre el alivio de su oponente: el Leicester no se fue al intermedio con una goleada inasumible porque Gabriel Jesus falló dos uno contra uno frente a Ward, al que también correspondió mucho del mérito de que todo se quedara en el 2-0 al descanso.
Y no fue quizás 2-1 porque el VAR anuló un penalti a Vardy.No lo fue claramente, por más que el delantero visitante exageró el contacto, si acaso levísimo, con el portero Ramsdale, tan culpable de la torpeza de su salida como inocente en la supuesta pena máxima, señalada primero por el árbitro y corregida después por el vídeo.
La superioridad del Arsenal sólo la enturbió una falta de entendimiento de Saliba, que pensó en una cesión hacia su portero y se marcó un gol en propia puerta. Su toque atrás de cabeza, cuando Vardy corría hacia el pase en largo, fue simplemente una anécdota fugaz. Dos minutos después, en el otro área, Ward entregó el 3-1 a Gabriel Jesus, que se lo cedió a Xhaka a puerta vacía. El balón se le resbaló de las manos al portero del Leicester.
Ya había rebajado el ritmo el Arsenal, que se sintió de repente en un apuro, cuando Maddison marcó el 3-2 con una sensación de suma vulnerabilidad del portero Ramsdale a más de cuarto de hora del final, pero, como ocurrió antes, la respuesta fue a toda velocidad, con el certero zurdazo del desbordante Martinelli, que repuso las cosas en su sitio instantes después.
MN