Hay que reconocerle a Kylian Mbappé un habilidad especial para dejar abierto su futuro, mantener el suspense sobre sus intenciones y alimentar las especulaciones, lo que le sitúan permanentemente en el centro de atención.
El atacante francés volvió a echar leña a la hoguera de los rumores con sus palabras tras haber conquistado la Supercopa de Francia.
En una de sus escasas intervenciones ante la prensa, Mbappé aseguró que no ha desojado la margarita de su próximo club y que todas las opciones están encima de la mesa. A los vientos madrileños que le urgen a decidirse les lanzó un mensaje de paciencia.
"No he tomado la decisión (...) No sé cuándo la tomaré. Cuando sepa lo que quiero hacer, ¿para qué esperar?", respondió el jugador a los periodistas que tuvieron que conformarse con leer entre líneas.
De esa minuciosa lectura se desprende que el atacante, que desde el pasado 1 de enero es libre de negociar con cualquier club, quiere mantener todos los frentes abiertos, incluido el de una nueva prolongación de su contrato que, a sus 25 años, puede ser ya definitiva.
A principios de esta temporada, cuando comunicó al club su intención de no hacer efectivo el año suplementario firmado en 2022, las posturas del jugador y el club parecían irreconciliables. El presidente, Nasser Al Khelaifi, le apartó del primer equipo y le dio un ultimátum: o renovación o salida inmediata.
Mbappé, como buen soldado, asumió el castigo y llegó a un acuerdo con el club del que no han trascendido detalles, pero con el que ambas partes parecen satisfechas.
"Con el acuerdo que alcancé con el presidente este verano poco importa mi decisión. Conseguimos proteger el conjunto de las partes y preservar la serenidad del club para el futuro", aseguró anoche el futbolista.
Al Khelaifi parece haber mantenido su objetivo de ingresar dinero en caso de que Mbappé decida marcharse y el jugador tiene ahora las manos más libres que nunca para lograr una de sus metas: marcar a fuego la historia del PSG.
MP