Nathan Aké, defensa neerlandés del Manchester City, tuvo que abandonar el partido ante el Arsenal en el Etihad Stadium tras sufrir un problema muscular en el gemelo derecho, a nueve días del enfrentamiento ante el Real Madrid en la ida de los cuartos de final de la Liga de Campeones.
A los problemas de lesiones que sufre Pep Guardiola tras el parón por partidos de selecciones, sin tres de sus titulares indiscutibles como son su portero titular Ederson Moraes y los defensas Kyle Walker y John Stones, se le sumó la preocupación por Aké.
En el minuto 25 de la primera parte en el Etihad, Aké se dejó caer sobre el césped y se llevó la mano al gemelo derecho pidiendo el cambio. Los doctores del Manchester City confirmaron las malas sensaciones del central neerlandés que se retiró cojeando a los vestuarios.
A falta de las pruebas que confirmen la lesión muscular, Aké se suma a la lista de dudas del Manchester City para visitar el estadio Santiago Bernabéu el martes 9 de abril.
La impotencia ofensiva del cuadro dirigido por Pep Guardiola, casi desconocida en el Etihad Stadium donde enlazaba 57 partidos seguidos marcando, sumada a la extrema prudencia del Arsenal con un plan conservador que le dio el empate sin goles, convirtieron al Liverpool en el 'ganador', sacando partido del resultado para recuperar el liderato de la Premier League.
La defensa de corona del Manchester City se complica por una extraña dificultad desarrollada en los duelos marcados en el calendario de la Liga inglesa. La extendió ante el Arsenal, incapaz de derrotar a ninguno de los cinco primeros clasificados. Con Mikel Arteta airoso en el duelo de pizarra con un maestro como Pep Guardiola. Jugó a no perder y lo consiguió, rebajando las virtudes del rival.
Dejó un sabor agridulce un partido tan esperado. Imperó el respeto y la prudencia. El exceso de batalla. Sobreponiéndose al fútbol de altos quilates que poseen ambos equipos. Como las defensas a unos ataques ausentes de brillantez. Apenas sin ocasiones claras para marcar. Con Haaland en la foto del partido en uno de esos fallos impropios para un devorador del gol como él.
Cedió el balón de forma voluntaria el Arsenal a su rival. No quería el control Arteta ni el riesgo de ser castigado por la velocidad del City. Optó por juntar líneas en su terreno, defender bien liderado por dos bastiones que se impusieron en todos los duelos, Saliba y Gabriel. Espacios reducidos. Obligación a atacar por los costados donde Foden apareció por el carril donde se redujo su brillo, para que Bernardo Silva ocupase el lugar donde el británico desequilibra hacia dentro.
MPP