El Manchester United mantuvo su línea decadente en el Vitality Stadium y firmó un empate (2-2) ante el Bournemouth con el que abandonó la sexta plaza en un choque en el que sobrevivió de milagro a la gran primera parte de los hombres dirigidos por Andoni Iraola.
Otra vez, y ya son 18 esta temporada, el Manchester United volvió a tropezar. Es una constante en los hombres de Erik ten Haag, que no levantan cabeza y acumula una tendencia negativa con la que parecen demostrar no querer apuntarse a Europa el próximo curso. En esta ocasión, el Bournemouth, bajo la dirección magistral de Iraola, se encargó de dar otro bofetón a las aspiraciones continentales de los "Diablos Rojos".
Fue en la primera parte en la que el United mostró todas sus carencias. Y siguió con vida de casualidad, con un 2-1 que le permitió llegar con aspiraciones al siguiente acto. El descanso, sin duda, fue un bálsamo para un equipo que acumuló errores defensivos constantes con los que pudo besar la lona definitivamente.
El Bournemouth planteó un choque rápido, con mucha presión y verticalidad arriba y solidez defensiva atrás. Mención especial para Marcos Senesi. Impresionante actuación la del central argentino, que en muchas ocasiones adelantó su posición y fue muy importante para sujetar a Hojlund y para molestar en el centro del campo. Incluso se permitió el lujo de sumar un par de asistencias a sus estadísticas.
También naufragó Casemiro. Los años no pasan en balde y como único pivote, sufre. Necesita a alguien al lado porque ya no abarca tanto campo como antes. Y suyo fue uno de los errores que provocó uno de los tantos del Bournemouth. Concretamente, en el segundo, obra de Justin Kluivert pasada la media hora. Casemiro llegó tarde a una cobertura y el delantero del Bournemouth fusiló al palo corto de Onana para celebrar el segundo de su equipo.
Pero antes, el Manchester United tuvo que achicar agua constantemente. El Bournemouth no dejó de generar ocasiones. En la primera clara, Solanke dio en la diana. Aprovechó un robo de Senesi a Garnacho en el centro del campo para batir a Onana con su tanto número 17 del curso en la Premier League, récord de su club: ningún jugador había pasado de los 16 con anterioridad.
Y después, siguió el carrusel de opciones: Kerkez, ante Onana, estrelló un pelotazo contra el cuerpo del portero africano; Sinisterra, antes de lesionarse, rozó el palo con un disparo desde fuera del área; Christie también lo intentó desde cerca tras un error en una entrega de Casemiro; Ouattara acarició el gol con otro golpeo ajustado; y Kerkez cerró la primera parte cabezazo al larguero.
Mientras, el Manchester United no generó casi nada. Sólo Bruno Fernandes, en una ocasión aislada, fusiló a Neto y logró un premio inmerecido para su equipo, que se marchó con vida al vestuario. Aún tenía 45 minutos por delante para arreglar un duelo que apuntaba a desastre.
Tras la reanudación, el Bournemouth no pudo mantener el ritmo. Bajó la intensidad y dio un respiro al equipo de Ten Haag, que tampoco mejoró en exceso y se le abrió el cielo con una mano absurda dentro del área de Smith que no desaprovechó Bruno Fernandes desde los once metros.
El jugador portugués marcó en el 65. El United tenía media hora por delante para llevarse un partido que no merecía. Sin embargo, el duelo entró en un trance en el que ambos equipos guardaron la ropa. No hubo más. Al Bournemouth se le escapó una víctima que sobrevivió de milagro. Incluso el VAR intervino para rescatar en el tiempo añadido al United, que se salvó de un penalti de Kambwala sobre Christie que se convirtió en falta. Enes Ünal la estrelló contra la barrera y el equipo de Ten Haag encadenó su cuarto pinchazo consecutivo que le mantiene fuera de Europa. El Newcastle, tras su goleada al Tottenham (4-0), ocupó su deseada sexta plaza.
MP